León XIV conmemora los 56 años de la llegada del hombre a la Luna junto a uno de los astronautas del Apolo 11, Buzz Aldrin

  • Horas antes, había visitado el Observatorio Astronómico del Vaticano, uno de los más prestigiosos del mundo
  • En su charla con el compañero de Neil Armstrong, aplaudió lo que fue “una empresa histórica, testimonio del ingenio humano”

León XIV en el Observatorio Astronómico Vaticano

Ayer, domingo 20 de julio, se cumplían 56 años de la llegada del hombre a la Luna, cuando culminó con éxito la misión estadounidense del Apolo 11, tripulada por los astronautas Neil Armstrong (el primero de nuestra especie en pisar el suelo lunar), Buzz Aldrin y Michael Collins.



Al igual que hiciera Pablo VI, que ese día de 1969 acudió al Observatorio Astronómico del Vaticano, en Castel Gandolfo, para divisar más de cerca una Luna que concentraba la mirada del conjunto de la humanidad, León XIV también quiso visitar la conocida como Specola Vaticana.

De Gregorio XIII a León XIII

Como recoge Vatican News, estamos ante uno de los institutos astronómicos más reputados a nivel mundial. Además de antiguos, pues su origen está en 1582, cuando Gregorio XIII creó una comisión con algunos de los más ilustres astrónomos de su tiempo para implementar una histórica reforma del calendario. De ahí saldría el famoso Calendario Gregoriano, que adoptó Occidente, mientras la ortodoxia oriental se mantuvo fiel al Juliano, que debe su nombre a Julio César. Con el tiempo, derivaría en la Specula Vaticana, que, bajo su actual configuración, fue fundada oficialmente en 1891 por León XIII.

Mostrando en todo momento un gran interés en la visita, como recogen los medios vaticanos, Prevost “pudo contemplar los telescopios y la instrumentación científica ubicada en las cúpulas del observatorio, guiado por expertos del departamento de astrofísica”.

Charla telemática

Además, esa misma tarde, el Papa pudo conversar telemáticamente con el astronauta Buzz Aldrin, que pisó tras Armstrong la Luna ese 20 de julio de 1969. Con un tono de profunda admiración, León XIV aplaudió lo que fue “una empresa histórica, testimonio del ingenio humano”.

Como destacó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el astronauta y el Pontífice “meditaron juntos sobre el misterio de la Creación, su grandeza y su fragilidad”.

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