“No somos turistas de lo espiritual. Somos peregrinos de sentido”. Con esta cita arranca el Manifiesto de los Jóvenes Cristianos de Europa, una iniciativa inédita nacida del impulso de las nuevas generaciones del continente que buscan renovar el rostro espiritual de Europa y de la Iglesia.
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El documento, redactado en el marco jubilar y que será leído durante el Jubileo de los Jóvenes a principios de agosto, fue presentado el 2 de julio. En un texto profundamente europeo pero sin fronteras, afirman que, “en un continente que parece haber olvidado su alma, nosotros elegimos recordar; recordar que fuimos creados para la libertad, que hay belleza en seguir a Jesús, que el Evangelio no es pasado”, continúan.
Los jóvenes insisten también en que “creemos en una Iglesia viva, joven, sin miedo, capaz de escuchar, de abrir espacios, de confiar en los jóvenes sin domesticar su fe”.
Por eso, “pedimos a la Iglesia que confíe en nosotros; que nos deje equivocarnos, servir, crecer”. Ellos, por su parte, eligen “anunciar. No con discursos vacíos, sino con vidas auténticas. Con música, redes, arte, silencio, presencia. Con una fe que no impone, pero propone”.
Y de ese anuncio es protagonista el español Fernando Moscardó, que está al frente del proyecto como representante juvenil. “Al fin hemos conseguido, y parece que este Papa va a seguir en esa línea, que los jóvenes seamos parte activa de la Iglesia. No es que seamos los jóvenes de la Iglesia, sino que somos la Iglesia. Ahora más que nunca encontramos un espacio y una oportunidad”, explica a ‘Vida Nueva’.
Ser testigos
En un momento de guerras y de crisis dentro y fuera de Europa, ¿cómo pueden los jóvenes ser esa fuerza para salir de la oscuridad? Moscardó lo tiene claro: “El papel de los jóvenes es distanciarse de la división que se busca en la sociedad. Nosotros rezamos por la paz, independientemente del país, porque lo que queremos es paz. Rechazamos la guerra sistemáticamente”.
¿Y cómo recuperar el alma de Europa? “Pasito a pasito, se trata sobre todo de ser testigos. Esto no es palabrería, en los pequeños actos cotidianos es donde nos la jugamos. Los cristianos no tenemos ninguna moto que vender, los cristianos mostramos nuestra alegría por sentirnos amados y, a través de nuestro testimonio, intentamos dar luz a aquellos que no la tienen”.
En el acompañamiento a los jóvenes está el obispo de Palencia, Mikel Garciandía. Y, precisamente, él mismo señala la importancia de la palabra “acompañar”, puesto que el proyecto, que nació pequeño y se ha expandido, trata de que los propios jóvenes “asuman la evangelización de sus compañeros de camino”, indica a esta revista.
“Yo estoy encantado de trabajar con tanto joven y de hecho el proyecto camina solo”, asevera, para luego ir más allá: “La única salida que tiene la Iglesia y la sociedad actual es la juventud”.
El manifiesto será leído en Roma como inicio del camino, que continuará en Santiago de Compostela en 2027 con el Año Santo y concluirá en 2033 coincidiendo con el bimilenario de la redención. Hasta entonces se espera que miles de jóvenes se adhieran al manifiesto –un millón de firmas prevén antes del 1 de agosto– redactado tras organizar varios ‘focus groups’ y respondido a varios cuestionarios, en los que los jóvenes “remarcaban el tema de las heridas: una juventud herida que requiere la sanación que le da Jesucristo”.
