Después de delinear el escenario sociopolítico, se comprometieron a ser testigos del Evangelio y sembradores de paz
La Iglesia local celebró la Semana Nacional de la Vida Consagrada en Paraguay (CONFERPAR), bajo el lema: “Peregrinos de Esperanza en Jesucristo por el Camino de la Paz”, en sintonía con el Año Jubilar. Como fruto de estas jornadas de intercambio, reflexionaron a través de un manifiesto.
En este documento, los religiosos sostuvieron que la paz de Jesucristo que ellos proclaman no es ausencia de conflictos, sino compromiso con la dignidad humana y presencia en las fronteras del dolor y la exclusión.
Además, manifestaron que son testigos del Reino de Dios allí donde la vida grita: en los pueblos indígenas olvidados, en las comunidades campesinas despojadas, en los barrios periféricos abandonados, en los rostros de niños sin futuro, jóvenes sin rumbo, ancianos sin abrigo, mujeres maltratadas, migrantes sin derechos. “Nuestra opción es clara: estar donde duele, sanar donde se rompe, acompañar donde se margina desde el evangelio de Jesucristo”, reafirmaron.
Asimismo, aseguraron que la paz verdadera no es posible sin justicia. Por eso, denunciaron, con dolor, la falta de voluntad política de los gobernantes. Creen que las “leyes, que deberían proteger a todos, son manipuladas para beneficiar a unos pocos, dejando al pueblo desamparado y sin voz. La corrupción, la impunidad y el desinterés por el bien común hieren profundamente el alma de nuestra Nación. El pueblo está cansado, agobiado, sin luz ni confianza en sus instituciones”.
Enumeraron distintas problemáticas que atraviesan como Nación:
Ante este panorama, denuncian, entonces, la indiferencia política, la corrupción, la impunidad y el abandono del bien común.
A la vez, los consagradas y consagrados del Paraguay, renovaron su compromiso como testigos del Evangelio y sembradores de paz en medio de la oscuridad, en la reafirmación de la vocación profética, en el caminar con los pobres, denunciar las injusticias, anunciar la esperanza y vivir la alegría del Evangelio.
Para concluir, manifestaron que sueñan con “un Paraguay reconciliado, fraterno, justo y lleno de vida”; a la vez que confían en María y en Jesucristo, que los llama a no rendirse.
Con una frase cierran el manifiesto: “La Vida Consagrada es profecía viva, esperanza activa y paz comprometida”.