Culminaron los trabajos de la 119.ª asamblea plenaria de los obispos de Colombia con un fuerte llamado a la unidad nacional, porque “nos duele la persistente fragmentación y polarización que afecta la convivencia”.
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También han renovado su compromiso de ser profetas, testigos y servidores de la esperanza “en medio de las desafiantes realidades que vive nuestro país”.
Por lo que han pedido a todos los colombianos transformar la mirada para valorar a los otros en su dignidad inalienable y reconocer los brotes de esperanza presentes en las diversas comunidades y organizaciones sociales.
“Ser artesanos de unidad”, invitaron los prelados al tiempo que han advertido la agudización de las divisiones políticas sociales y económicas se agudizan como también las profundas heridas causadas por la violencia, la corrupción, el narcotráfico y las economías ilícitas.
Palabras y obras
Los obispos colombianos han insistido en seguir propiciando espacios de encuentro, dignidad humana y la justicia, porque “como servidores, promovemos el diálogo pastoral y social, buscando mejores condiciones de vida para todos”.
Es que a Cristo vivo, “nuestra esperanza”, solo se le puede anunciar “con palabras y obras”, de allí que pidieron a los políticos respetar a las leyes e instituciones democráticas, a los grupos armados a cesar la violencia.
A los colombianos más afectados por la violencia, tentados por la desesperanza, “les pedimos, miren a Cristo”.
“Como testigos, seguimos presentes en todo el territorio nacional, generando confianza con expresiones de cercanía concreta, conscientes de que cuando el camino se hace difícil, la presencia de la Iglesia fortalece el ánimo y reaviva la esperanza”, apuntaron.
Abogaron por relaciones interpersonales “desarmadas y desarmantes” dentro de esta espiral de violencia, por lo que han ratificado su compromiso de animar la esperanza, el encuentro, la reconciliación y la paz.