Mateo González Alonso: “Un cónclave permite soñar el futuro de la Iglesia”

El salesiano Mateo González con su libro 'Eso no estaba en mi libro de historia de los

Datos, anécdotas, curiosidades, protagonistas insospechados… se entremezclan en ‘Eso no estaba en mi libro de historia de los cónclaves’ (Almuzara), una entretenida crónica del proceso de sucesión pontificia en la que el periodista salesiano Mateo González Alonso (Caso, 1981) nos sumerge en un universo tan sorprendente como atractivo. No solo por la fascinación que ha suscitado a lo largo de los siglos ese ritual que rodea la elección de un nuevo papa, sino porque se trata de un “acto de fe” en el que “se perciben las huellas del Espíritu”, reconoce el sacerdote asturiano.



PREGUNTA.- ¿Por qué despierta tanta expectación un cónclave, dentro y fuera de la Iglesia?

RESPUESTA.- Para muchos, es inconcebible que, en pleno siglo XXI, las televisiones tengan fijo un recuadro con una chimenea y una gaviota. Para los creyentes, es una ocasión para seguir soñando el futuro de la Iglesia, mientras que para los curiosos puede serlo para fascinarse con el ritual o las tradiciones que confluyen en un espacio irrepetible como la Capilla Sixtina. Porque el cónclave, más allá de una elección, es un acto litúrgico en el sentido más pleno de la palabra, en el que el Espíritu se siente por encima de la conciencia de los cardenales.

Huellas del Espíritu

P.- Dice en su libro que el cónclave es tradición, pero también “un acto de fe”. Después de tantos y tan ‘pintorescos’ episodios como los que relata, ¿todavía hay espacio para el Espíritu Santo?

R.- Al contemplar la historia del papado y de sus elecciones, se perciben las huellas del Espíritu en el proceso de purificación que ha vivido el cónclave, que ha minimizado al máximo la influencia externa e incluso la interna. El último cónclave fue una buena muestra: los cardenales hicieron un discernimiento capaz de despojarse de las opiniones interesadas de algunos purpurados mayores de 80 años y de sus terminales mediáticas tan amplificadas por los medios italianos.

Más universal

P.- Nos recordaba Francisco que en la Iglesia caben “todos, todos, todos”, pero en la Capilla Sixtina solo entran los cardenales menores de 80 años. ¿Está reñida la sinodalidad con la historia?

R.- El cónclave ha evolucionado hacia una asamblea más universal, pero todavía no ha dado el salto a ser más sinodal. Quizás lo más determinante fue pasar de un Colegio Cardenalicio reducido a hombres de la Curia a elegir representantes de las grandes naciones católicas. En el último cónclave, en la Sixtina se sentaron 133 cardenales con sensibilidades muy diversas y perfiles variados… aunque la realidad de la Iglesia es mucho más amplia.

Historia De Los Conclaves

P.- Como periodista, ¿cuál sería el secreto mejor guardado de un cónclave que le gustaría revelar?

R.- Hay muchos momentos curiosos: las actas reales de las votaciones, el manejo de la chimenea o contemplar la cara del elegido cuando se da cuenta de que no hay marcha atrás. También sería interesante ver la actividad por los pasillos y estancias de Santa Marta. (…)

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