“La violencia de la guerra parece azotar hoy los territorios del Oriente cristiano con una vehemencia diabólica sin precedentes”. Así lo ha lamentado el papa León XIV durante su audiencia esta mañana con los participantes en la Asamblea Plenaria de la Reunión de Obras de Ayuda a las Iglesias (ROACO, por sus siglas en inglés) en la Sala Clementina de los Palacios Apostólicos.
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Para el Pontífice, “es verdaderamente triste presenciar hoy, en muchos contextos, la imposición de la ley del más fuerte, con la que se legitiman los propios intereses. Es desalentador ver que la fuerza del derecho internacional y del derecho humanitario ya no parece obligar, sustituida por el supuesto derecho a obligar a otros mediante la fuerza”. Y ha añadido: “Esto es indigno del hombre, vergonzoso para la humanidad y para los responsables de las naciones”.
“¿Cómo se puede creer, tras siglos de historia, que las guerras traen la paz y no se vuelven en contra de quienes las llevan a cabo? ¿Cómo se puede pensar en sentar las bases del mañana sin cohesión, sin una visión global animada por el bien común? ¿Cómo se puede seguir traicionando los anhelos de paz de los pueblos con la falsa propaganda del rearme, en la vana ilusión de que la supremacía resuelve los problemas en lugar de alimentar el odio y la venganza?”, se ha preguntado Robert Francis Prevost.
Al mismo respecto, ha agregado: “La gente ignora cada vez más la cantidad de dinero que va a parar a los bolsillos de los mercaderes de la muerte y con el que se podrían construir hospitales y escuelas; ¡y en cambio, los ya construidos se destruyen!”.
En un discurso centrado en la escalada de violencia que se vive en Oriente Medio con la acción de la dupla Donald Trump-Benjamin Netanyahu, León XIV ha lamentado que la región esté “ahora más que nunca devastada por las guerras, agotada por los intereses, envuelta en un manto de odio que vuelve el aire irrespirable y tóxico”.
“El corazón se conmueve al pensar en Ucrania, la trágica e inhumana situación en Gaza y Oriente Medio, devastado por la expansión de la guerra. Todos estamos llamados a evaluar las causas de estos conflictos, a verificar las verdaderas e intentar superarlas, y a rechazar las espurias, fruto de simulaciones emocionales y retórica, desenmascarándolas con decisión”, porque “la gente no puede morir por noticias falsas”, ha aseverado.
¿Y qué deben hacer los cristianos?
“Como cristianos, además de indignarnos, alzar la voz y arremangarnos para ser constructores de paz y promover el diálogo, debemos orar de verdad. Nos corresponde convertir cada noticia e imagen trágica que nos impacta en un grito de intercesión a Dios. Y luego ayudar. Pero hay más, y lo digo pensando especialmente en el Oriente cristiano: hay testimonio. Es la llamada a permanecer fieles a Jesús”, ha remarcado.