El papa León XIV ha recibido hoy en audiencia en los Palacios Apostólicos a obispos scalabrinianos y redentoristas, que se encuentran en Roma en un encuentro fraterno para intercambiar puntos de vista sobre el aporte de los religiosos de ambas congregaciones al ministerio episcopal.
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“Ustedes, religiosos scalabrinianos y redentoristas, elegidos y consagrados para el servicio del episcopado y también del cardenalato, llevan a su ministerio la herencia de dos carismas importantes, especialmente en nuestros días: el servicio a los migrantes y la evangelización de los pobres y alejados”, les ha recordado el Pontífice.
Como ha insistido Robert Francis Prevost, “la Iglesia está agradecida a sus institutos, a quienes les ha exigido, con el nombramiento de obispos de entre sus miembros, un sacrificio considerable en tiempos de escasez de religiosos, por lo que privarse de cohermanos comprometidos al servicio de las diversas obras conlleva no pocos problemas”.
Al mismo tiempo, sin embargo, “ha brindado a sus congregaciones un don inmenso, porque el servicio a la Iglesia universal es para cualquier familia religiosa la gracia y la alegría más hermosas, como sin duda confirmarían sus fundadores”.

El papa León XIV recibe a obispos scalabrinianos y redentoristas
De Alfonso María de Ligorio a Juan Bautista Scalabrini
En concreto, sobre san Alfonso María de Ligorio -fundador de los redentoristas-, ha destacado que “entrando en contacto con la miseria de los barrios más abandonados de la Nápoles del siglo XVIII renunció a una vida cómoda y a una carrera lucrativa, abrazando la misión de llevar el Evangelio a los más pobres”.
Y sobre san Juan Bautista Scalabrini -fundador de los scalabrinianos-, ha señalado que, “un siglo después, supo sentir y hacer suyos las esperanzas y los sufrimientos de muchas personas que partían, dejándolo todo, para buscar un futuro mejor para sí y sus familias en países lejanos”.
Según León XIV, “ambos fueron fundadores, fueron obispos y supieron responder a los desafíos de unos sistemas sociales y económicos que, por un lado, abrieron nuevas fronteras a diversos niveles, pero por otro, dejaron atrás tanta pobreza inaudita y tantos problemas, creando focos de degradación que nadie parecía querer afrontar”.