“Es un hombre de Dios, de profunda oración, que vive el sacerdocio al servicio de la Iglesia y del pueblo”. Así lo ha afirmado Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo de los Obispos, en una entrevista concedida a la agencia SIR con motivo del aniversario sacerdotal del papa León XIV.
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Ambos comparten no solo vocación, sino también espiritualidad: los dos son agustinos. Por eso Marín no habla solo desde la cercanía institucional, sino también desde la familiaridad espiritual. “Su sacerdocio está indisolublemente ligado al de Cristo, vivido como servicio, disponibilidad y amor a la Iglesia. Vive la dimensión agustiniana del ‘Cristo total’, es decir, cabeza y miembros en una unidad inseparable: no hay Cristo sin la Iglesia, ni Iglesia sin Cristo”, explica.
“Es sencillo, pero no ingenuo. Amable, pero no inseguro. Paciente, pero no débil”, continúa. “No trabaja de forma individualista ni solitaria”, continúa Marín. “y, tras reflexionar, decide con responsabilidad y resolución”. Su modo de ejercer la autoridad recuerda al de un prior de comunidad, más que al de un monarca: alguien que coordina, escucha y camina junto a los demás.
La sinodalidad, marca de su pontificado
Uno de los pilares del ministerio de León XIV es, sin duda, la sinodalidad. Ya lo fue cuando era prior general de los agustinos, cuando impulsó procesos pastorales compartidos en la diócesis de Chiclayo (Perú), y lo sigue siendo hoy como Obispo de Roma.
Durante los trabajos del Sínodo, el Papa no ha sido un mero espectador. “Como prefecto, participó activamente en el proceso sinodal, con intervenciones específicas y concretas, incluso en dos de los grupos de trabajo sinodales”.