Con motivo del Día Internacional del Refugiado que se conmemora este viernes 20 de junio, las entidades jesuitas Entreculturas y Alboan han presentado, este martes 17 en Madrid, su campaña ‘Escuela Refugio’, que este año tiene por lema ‘La educación es su mejor defensa’.
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Como ha explicado Luca Fabris, responsable del Equipo de Movilidad Humana de Entreculturas, ponen el foco de un modo especial en la reivindicación de las aulas como “un espacio seguro y acogedor para los 49 millones de niños, niñas y adolescentes refugiados y desplazados en el mundo”, el equivalente “al total de la población española”.
Crisis sin precedentes
Y es que estamos ante “una crisis de desplazamiento forzoso sin precedentes”, con 123’2 millones de personas desplazadas (42’7 millones son refugiadas y 73’5 millones han huido de su hogar aunque permanecen en su país), como indica el último informe de ACNUR. Un índice alarmante y que “duplica al que había hace una década”.
Entre las muchas causas, para Fabris, una muy preocupante es que hoy hay “56 conflictos bélicos, el nivel más alto desde la II Guerra Mundial”. Aunque, frente a ello, hay una mínima esperanza: “La educación protege, salva vidas y es una herramienta para que millones de niños puedan creer en un mundo mejor”.
Lucía Rodríguez, responsable del Departamento de Incidencia Política de Entreculturas, ha enfatizado que, “en un mundo cada vez menos hospitalario, en el que se cierran fronteras y el gasto en seguridad no deja de incrementarse, desde Alboan y Entreculturas apostamos por invertir más en educación; una educación que protege, consolida la paz y la justicia a largo plazo y que es la mejor defensa de la población en desplazamiento forzoso”.
800.000 refugiados en Kenia
Un testimonio muy significativo ha sido el del docente keniata Obed Ombuna, coordinador regional de Educación del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en África del Este, que ha hablado de cómo Kenia acoge a 800.000 refugiados, la gran mayoría en los campos de Dadaab y Kakuma.
En ese sentido, ha valorado que Kenia “desempeña un importante papel en su apuesta por la acogida de estas personas, siendo un modelo de resiliencia y un icono de esperanza ya desde principios de los años 90”, cuando venían muchos ciudadanos de países vecinos huyendo de contextos violentos. Actualmente, “más del 50% de los refugiados provienen de Somalia; el 30%, de Sudan Sur; el 7%, de la República Democrática del Congo; y, el resto, de países como Burundi o Uganda”.
Estas personas “no solo buscan seguridad, sino un futuro”, para lo que es vital “el acceso a una educación inclusiva y de calidad”. Algo que, por desgracia, no todos consiguen, siendo un reto el hecho de que “solo un 37% acceden a la educación infantil”.
En este punto, Ombuna ha ofrecido una advertencia: “Crecen las situaciones de pobreza agudizada y los embarazos en adolescente están al alza, como los matrimonios tempranos. A nada de ello contribuye el bloqueo del Gobierno de Estados Unidos a la ayuda externa”.
Se quedan atrás
Un dardo a la decisión de Donald Trump de congelar el 90% de las inversiones de la USAID, la agencia estadounidense de ayuda al desarrollo internacional, clave en buena parte de África. Como él conoce de primera mano, la consecuencia en su contexto local es directa: “Muchos niños salen de la escuela… y se quedan atrás”.
El docente ha aplaudido el compromiso del Gobierno Kenia, “que, con ACNUR y otros socios locales, está dando pasos concretos para mejorar la inclusión de los refugiados. Está habiendo una transición de un sistema basado en campamentos a otro de mayor autonomía e integración, favoreciendo la protección de los derechos, la libertad movimientos, el acceso al trabajo. También se busca la integración total en las escuelas, transformando los campos en asentamientos con más herramientas”.
Una labor encomiable, “pero que cuesta más por los recortes en las ayudas. De hecho, se han reducido en un 60% las raciones de comida en los campos. También contamos con menos recursos en la escuela. Hemos luchado mucho por tener clases más grandes, pero hay menos profesores”.
Alejados de la violencia y los abusos
Y mucho más si se tiene en cuenta que “el colegio es un lugar seguro para los niños, alejados de la violencia y los abusos. Se trata de que tengan una mayor normalidad, un control en su vida, una estabilidad”. Para ello, “contamos con profesores especializados en identificar traumas y que les ofrecen apoyo psico-social. Pero necesitamos más apoyo internacional, más inversión y una buena voluntad política para dar oportunidad real a los niños refugiados”.
“En un mundo cada vez menos hospitalario, donde se cierran fronteras y crece el gasto en seguridad, desde @Entreculturas y @ALBOANongd apostamos por invertir más en educación; una educación que protege, construye paz y es la mejor defensa ante el desplazamiento forzoso”. pic.twitter.com/7oDVIRDAhl
— Entreculturas (@Entreculturas) June 17, 2025
Ombuna ha concluido su testimonio hablando de su propio caso: “Yo crecí en un entorno rural de Kenia. Muchos niños no iban al cole y nosotros mismos, en casa, tampoco podíamos permitirnos la comida, el uniforme o la matrícula para ir a la escuela. Entonces, no entendía lo que significaba n ir al colegio… Pero, hoy, sí. Supone que te alejas de la oportunidad de tener algo mejor en la vida”.
Eso lo descubrió “al terminar secundaria, cuando me mudé a otro pueblo para trabajar con mi padre en una granja. Mientras trabajábamos juntos, un vecino, profesor, nos contaba historias de sus estudiantes. Nos hablaba de sus sueños y de la felicidad de ayudarles a crecer. Gracias a él, supe que tenía que ser profesor y romper el ciclo pobreza y ayudar a otros niños. Hoy tengo un master en Educación en Emergencias y acumulo 20 años de experiencia. Empecé en 2003 con niños que vivían en la calle y sé que la educación es la que puede darles una segunda oportunidad. Ir al colegio cambia vidas, también en contextos de crisis. Te ofrece seguridad, esperanza y verdaderas oportunidades”.
Fotos: Entreculturas.