Memoria agradecida de los obispos argentinos ante el fallecimiento de Mamerto Menapace

A través de historias cotidianas, de gestos y de ejemplos, el benedictino ayudó a todos a vivir un encuentro profundo con Jesús y responder a su llamado

Memoria agradecida de los obispos argentinos ante el fallecimiento de Mamerto Menapace

El viernes pasado, falleció en el Monasterio Benedictino de Los Toldos (Provincia de Buenos Aires), el Padre Mamerto Menapace OSB, dejando un enorme vacío en toda la comunidad eclesial, que se formó con su testimonio y con sus historias y cuentos.



Los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina agradecieron a Dios por el testimonio y la vida del monje. “Su sabiduría espiritual, expresada a través de relatos y cuentos en los cuales compaginó la profundidad del Evangelio con las expresiones sencillas de nuestro pueblo, permitieron a muchos hermanos y hermanas a conocer y profundizar más la vida nueva que brota de la fe”, señalaron en el mensaje.

Aseguraron que justamente esta síntesis del padre Mamerto “hecha primero vida antes que palabra”, es la herencia que recibimos con mucho agradecimiento. También pidieron a Dios y a la Virgen de Luján que lo reciba en paz y recompense todo el bien hecho a la vida espiritual de este pueblo y de su familia religiosa a la que sirvió, desde las distintas funciones.

Mamerto

Superior en su Comunidad Monástica y director de la Congregación Benedictina, representando al Cono Sur, el Padre Mamerto fue un referente para todos los fieles de la Iglesia argentina. Todos, sin excepción, conocieron sus cuentos y sus reflexiones que ayudan a palpar la ternura y el amor de un Jesús cercano y misericordioso que llama y espera.

En los retiros y encuentros eclesiales era muy común encontrarse con los textos del cura gaucho. El, a través de la rumia silenciosa y fecunda de la lectio divina, y de sus meditaciones sobre la naturaleza y las acciones de los hombres sencillos, reflejaba la presencia permanente de Dios que cuida y transita el camino junto a cada uno de sus hijos.

Cada sábado, ofrecía desde hace unos años, una columna en el programa “Claves para un mundo mejor”, conducido por Héctor “Tito” Garabal. Allí mismo, y sin que la mayoría lo percibiera, el “amigo de todos” se despedía y pedía una oración por él.

Sencillez, cotidianeidad, amistad con Dios, humor y alegría del corazón, son algunos de experiencias que uno puede encontrar en la profundidad de sus escritos dirigidos al corazón. Hoy, las redes sociales, cuentan muchas historias con Mamerto como protagonista, porque Mamerto era esa caricia al alma que mostró, enseñó, guió y acompañó la vida de fe de muchos fieles que buscaban cómo acercarse a Jesús y ahondar en la espiritualidad.

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