Teresa Vives: “El Evangelio no se transmite solo en la clase de Religión”

Teresa Vives: “El Evangelio no se transmite solo en la clase de Religión”

Como maestra de Infantil, conoce lo que cuesta enseñar y aprender a escribir cada letra. Como carmelita misionera teresiana, sabe lo que es desgastarse por anunciar al Jesús de las bienaventuranzas a los niños y jóvenes para que ellos las hagan realidad. Como responsable de la Provincia Francisco Palau de Europa, experimenta en primera persona la entrega de la vida religiosa en favor de los más vulnerables, desde el “amor a Dios y a los hermanos”. Ahora, Teresa Vives, pone su pasión como educar al servicio de Escuelas Católicas, esto es, de los cerca de dos mil centros donde crecen más de un millón de alumnos.



PREGUNTA.- Supongo que no es fácil dar un paso al frente para asumir la presidencia de Escuelas Católicas, teniendo en cuenta las tareas que ya tiene…

RESPUESTA.- Ciertamente asumir una responsabilidad así no es fácil, es un salto grande el pasar de estar al servicio de una institución pequeña a una gran familia, pero desde la vocación de servicio que me anima y de corresponsabilidad siento que Escuelas Católicas la formamos muchas instituciones y entre todos hemos de contribuir a que siga caminando y cumpliendo su misión al servicio de la educación. En estos días resuenan en mí las palabras del padre Francisco Palau, nuestro fundador: “Porque te amo, oh Iglesia santa, busco en los servicios ocasión de complacerte”. Es una experiencia de fe y en este caminar al servicio de la Iglesia de rostros concretos voy de la mano de un gran equipo de personas que tienen un amplio recorrido y que son una bendición.

P.- ¿Qué puede aportar una carmelita misionera teresiana al liderazgo de los colegios de la Iglesia española?

R.- Deseo poder aportar la riqueza del carisma palautiano en el que la pasión por Dios y por el prójimo, son el objeto de mi fe, amor y esperanza. Una pasión que se traduce en mirada contemplativa a la realidad donde vivir la llamada a la comunión, a la unidad en la pluralidad y diversidad; donde anunciar la belleza de cada ser humano que ha sido creado para amar y ser amado; donde comprometerse en la restauración de la belleza allí donde esta velada saliendo al encuentro de las situaciones de mayor vulnerabilidad; y finalmente aportar la capacidad de escucha y respuesta en total disponibilidad desde una actitud de discernimiento para que, dejándonos interpelar por la realidad que contemplamos, podamos dar respuestas oportunas, concretas y significativas. Todo esto lo resumo en cuatro ejes que tienen mucha fuerza, que me sostienen y que voy a intentar aportar: comunión, anuncio, restauración, escucha y respuesta.
Por todo lo dicho, para una carmelita misionera teresiana la espiritualidad de comunión es el principio educativo en todos los ambientes en los que contribuimos al crecimiento formativo de la persona.

P.- Llega a este servicio en plena polémica sobre el uso de las pantallas en las aulas. ¿A través de las tabletas llegará la salvación o el infierno?

R.- Bueno, ninguna de las dos cosas. Considero que las nuevas tecnologías, en este caso, el uso de tabletas en el aula, suponen una herramienta para alcanzar unos objetivos pedagógicos. La digitalización no es un fin en sí mismo, sino un medio para mejorar el aprendizaje. Por ello, solo debe utilizarse cuando realmente mejore el rendimiento académico de los alumnos y en su justa medida. Debe existir el equilibrio adecuado para obtener beneficios sin provocar efectos no deseados. Y todo ello sin olvidar que la normativa exige a los profesores y a los alumnos la adquisición de unas competencias digitales que, sin la utilización de dispositivos digitales, es imposible obtener.

P.- ¿Qué es lo que más le preocupa hoy de los niños y jóvenes españoles a la luz de lo que testea a pie de aula?

R.- Considero que una de las grandes preocupaciones es su desarrollo integral, para ello nuestras aulas tienen que ser laboratorios de humanidad donde se aprenda de manera integral y donde se establezca un estilo de relaciones que generen vínculos; donde el alumnado se sienta reconocido y valorado, implicado.
Creo que hay que propiciar una mayor comunicación o una comunicación de mayor calidad. Nuestros niños y jóvenes necesitan sentirse protagonistas y contar con un acompañamiento que les ayudes a encontrar respuestas a la búsqueda de sentido y a las cuestiones que les ocupan y preocupan en cada etapa de su vida.

P.- ¿Cree que la LOMLOE está respondiendo a las urgencias educativas de hoy? ¿Tienen los colegios suficientes herramientas para aterrizar esta reforma educativa?

R.- La LOMLOE, al igual que las leyes educativas anteriores, ha sido una gran ocasión perdida para avanzar de forma conjunta en la mejora del sistema educativo. Ni siquiera es una ley “autónoma”, es decir, una ley independiente, sino que se ha centrado en modificar leyes anteriores, especialmente la LODE y la LOE, además de derogar la LOMCE. No es la ley de consenso que necesita nuestro sistema y no afronta con valentía los retos educativos del momento. Por su parte, los colegios tienen que aplicar una nueva reforma sin un incremento de recursos educativos, ni oportunidades de formación en los nuevos parámetros, por no hablar del incremento exponencial de la “burocracia escolar”. Definitivamente, la LOMLOE no es la solución a los problemas educativos actuales.

P.- La prometida actualización de los módulos de los conciertos no llega y cada vez resulta más complicado que los colegios sean sostenibles económicamente. ¿Acabarán asfixiados por las deudas?

R.- Es necesario recordar que el compromiso legal de estudiar y determinar el coste real del puesto escolar fue establecido por la LOE (Ley Orgánica de Educación) en 2006 (hace casi 20 años) por el PSOE, sin que haya existido una voluntad de llevar a efecto. En 2010, el entonces ministro de Educación, Ángel Gabilondo constituyó una Comisión de trabajo que no llegó a finalizar sus conclusiones y ha sido el momento que más cerca hemos estado de afrontar el déficit estructural e histórico de los conciertos. Desde 2010, los siguientes gobiernos se han desentendido del problema, de forma más o menos explícita. No es posible que el coste medio de un puesto escolar en la educación pública sea el doble que en la educación concertada (6.00 euros, frente a 2.900 euros). Los centros concertados llevan muchos años padeciendo una infrafinanciación que asfixia y supone un sobreesfuerzo a sus titulares y un incumplimiento de las obligaciones legales que le competen a la propia Administración (dotar a los centros concertados de los recursos necesarios para impartir la enseñanza en condiciones de gratuidad).

Educacioncatólica

P.- La crisis demográfica y la ausencia de religiosos está propiciando el cierre de muchos centros. ¿Quedará la presencia de la Iglesia en la educación reducida a una presencia anecdótica en un par de décadas?

R.- Responder a estos retos nos ha llevado a estrechar lazos de comunión con los laicos, a hacer camino juntos, a compartir dones y recursos, a sentirnos familia carismática, a vivir con sentido de corresponsabilidad el cuidado de los centros educativos como plataformas evangelizadoras y a asumir el compromiso de velar, a través de procesos de discernimiento y toma de decisiones conjuntas, por la viabilidad y sostenibilidad de los mismos.

P.- Otro debate siempre abierto es el de la identidad de la escuela católica. La desaparición de los consagrados, ¿está descafeinando las aulas de Evangelio?

R.- Esta cuestión nos pone ante un tema importante y es el de la necesidad e ir adaptándose a los cambios que se vienen dando desde hace tiempo. Conviene recordar que la Iglesia tiene una gran capacidad de afrontar desafíos y de reinventarse. Desde hace unos años, ante la reducción de los consagrados, uno de los retos que se viene afrontando es el de cultivar la comunión entre las distintas vocaciones. El magisterio del papa Francisco subraya este aspecto como signo del camino sinodal. Considero que la escuela católica hoy, sin dejar de reconocer que hay dificultades, es promotora de humanidad porque en las aulas se siembran muchas semillas de Evangelio que generan esperanza y la esperanza abre al futuro, genera personas positivas, creativas, que se esfuerzan en afrontar la vida desde la certeza de que hay un Amor que les sostiene. Necesitamos una mirada capaz de ver los signos de vida entre tanta incertidumbre.

P.- ¿Cómo conseguir que la transmisión de la fe no quede parcelada en la clase de Religión y en la pastoral?

R.- La escuela católica es una escuela evangelizadora, por tanto, el anuncio se hace presente unas veces de manera explícita y otra implícita. Hay que ser conscientes del contexto en el que se educa. El Evangelio se transmite no solo en la clase de Religión o en determinadas iniciativas pastorales, que son muy importantes, sino también, a través del talante, del modo ser, de acoger, de acompañar, de motivar. En los centros se transmiten valores y vida cristiana, no solo ideas y conocimientos, sino también experiencias significativas. Se fomentan actitudes y virtudes desde la conciencia que la acción educativa está imbuida de inspiración religiosa. Por eso, las instituciones hacen grandes esfuerzos e invierten mucho en formación para que los educadores sean agentes multiplicadores de la visión cristiana de la vida.

P.- En paralelo, parece surgir en algunos espacios la visión de que la escuela cristiana tiene que ser una “fábrica de católicos”. ¿Esta apuesta podría rozar el proselitismo?

R.- Considero que la escuela cristiana tiene la misión de ayudar a la persona a vivir en la verdad y en libertad. La expresión “fábrica de católicos” desdibuja la finalidad de la escuela ya que lo que tiene que generar son agentes transformadores de la realidad y para ello, aunque parezca un lugar común, sigue siendo muy importante el diálogo entre “razón y fe”. La escuela tiene que facilitar y propiciar el encuentro con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva, como afirmaba el papa Benedicto XVI en la Spe salvi.

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