Analizaron la realidad de la región y asumieron desafíos para “caminar juntos”
Las diócesis de frontera de las Conferencias Episcopales de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay se reunieron en la provincia de Corrientes (Argentina) para reflexionar y compartir experiencias de sinodalidad y el protagonismo laical, con el objetivo de caminar juntos como pueblos vecinos que se encuentran y reconocen en la fidelidad a Jesucristo.
Participaron por Argentina, las diócesis de Concordia, Corrientes, Formosa, Goya, Santo Tomé, y Oberá; por Brasil. las diócesis de Bagé, Río Grande y Uruguaiana; las diócesis de Ciudad del Este, y Encarnación, por Paraguay; y por Uruguay, las diócesis de Melo y Salto.
Motivados por el texto de Efesios 4, 3: “Procuren conservar la unidad, fruto del Espíritu, mediante el vínculo de la paz”, los obispos de las diócesis del Cono Sur destacaron que se está viviendo un tiempo de profundas transformaciones sociales y tensiones ideológicas que muestran crecientes fracturas políticas, polarización en los discursos y descomposición del tejido comunitario.
También se suma a estos los desafíos humanitarios: crisis integral del cuidado de la vida, el fenómeno migratorio, la pérdida del sentido de la vida y la falta de oportunidades, en un marco de concentración de riquezas, consumo desenfrenado y los modelos productivos que amenazan la casa común.
Ante este escenario, los obispos expresaron “nos sentimos llamados a ser ‘artesanos de comunión’ (‘Evangelii gaudium’ 239), y reconocemos con esperanza que, frente a estos desafíos, brotan experiencias de sinodalidad y protagonismo laical que ya están transformando, silenciosamente, la vida de nuestros pueblos”.
Recordaron el legado del papa Francisco, cuya vida y magisterio los impulsan a construir una Iglesia “capaz de caminar junto a todos, sin excluir a nadie” (cf. Ibid, 239). Sostuvieron que su testimonio de sencillez, cercanía y pasión por una Iglesia en salida, permanece vivo en nuestras comunidades. Aprovecharon para agradecer a Dios por el nuevo Pastor León XIV “que ya nos desafía a “crear puentes de paz y solidaridad, ante todos los nuevos desafíos actuales”.
A continuación, acordaron distintos compromisos para seguir transitando juntos este tiempo:
Conscientes de que el camino no está libre de inconvenientes, confían en que como a los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35), el Resucitado los acompaña, les abre los ojos y enciende sus corazones para ser testigos de la vida nueva del Evangelio.
Encomendaron a “María, plena luz de los rasgos de una Iglesia sinodal” para que los anime y sostenga en ser artesanos de unidad, sembradores de paz y constructores de comunidades vivas, solidarias y misioneras.