Los obispos chilenos piden trabajar para revertir lo que hiere el alma del país

En mensaje difundido al terminar su Asamblea Plenaria, entregaron su mirada sobre Chile y su llamado a ser signos de esperanza

Los obispos chilenos piden trabajar para revertir lo que hiere el alma del país

“Al concluir nuestra Asamblea Plenaria en el Centro de Espiritualidad Loyola, y viviendo este bendecido Año Jubilar, enviamos este Mensaje a todos los fieles y personas de buena voluntad”, dicen los obispos chilenos al iniciar su mensaje.



Iniciada el lunes 5, la 131ª asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile se desarrolló hasta el viernes 9 en el Centro de Espiritualidad Loyola, de la Compañía de Jesús, en la localidad de Padre Hurtado, 30 kilómetros al poniente de Santiago.

Acontecimiento inédito

El documento contiene 5 párrafos y en el primero definen esta asamblea como “un acontecimiento inédito” ya que lo iniciaron “ofreciendo la Eucaristía por el descanso eterno del papa Francisco, haciendo memoria agradecida de su luminoso ministerio entre nosotros” y también “nos hemos llenado de gozo por la elección de SS. León XIV. Le expresan afecto fraterno y le aseguran “nuestra comunión y fidelidad para seguir trabajando por la nueva evangelización de nuestra patria”.

En el segundo párrafo, mirando la Iglesia, afirman seguir “trabajando en la renovación de nuestras estructuras y modos de servicios pastorales para vivir una creciente sinodalidad” y también “para procurar una cultura del cuidado y del buen trato”. Además, evalúan “con mucha alegría y gratitud” la Jornada Nacional de Jóvenes realizada en La Serena, en enero pasado, reconociendo que “ha dado un nuevo impulso a la evangelización de los jóvenes”.

Luego de mirar la vida de la Iglesia, miran al país. El tercer párrafo se inicia con elementos esperanzadores como “el Informe final de la Comisión presidencial para la paz y el entendimiento”, que aborda la situación del pueblo mapuche.

Situaciones atentan contra la dignidad humana

Además, reconocen “hechos que nos inquietan y duelen”, primero en el mundo: “una realidad turbulenta producto de las guerras y de las disputas arancelarias que hieren el corazón de la humanidad”. Mirando al país reconocen “una crisis de seguridad evidenciada en graves situaciones que atentan contra la dignidad humana. Golpea nuestra realidad nacional el creciente crimen organizado y la expansión del mundo narco que promueven la violencia, inseguridad y pobreza. Este flagelo delictual utiliza a los jóvenes y seduce al ámbito político, judicial y deportivo generando una realidad crecientemente corrupta y difícil de enfrentar”.

Los obispos agregan que “desgraciadamente estas incivilidades llevan aparejados prejuicios negativos, teñidos de generalizaciones injustas, contra numerosos hermanos migrantes que legítimamente vienen a nuestra patria y contribuyen al bien común de Chile”.

Plenario Obispos De Chile Mayo 2025

Les preocupa también “gravemente la alarmante baja de la natalidad que hipoteca el futuro del país”.

El párrafo siguiente es un llamado: “humildemente pedimos a los actores políticos y sociales competentes que trabajen juntos para revertir estas graves situaciones que hieren el alma de Chile y que, en el caso de la inseguridad ciudadana, denigran a todos, especialmente, a los más pobres”.

Alcanzar un gran acuerdo nacional

Dado que este año habrá elecciones presidencial y parlamentaria en el país, señalan que “a pesar de la polarización política, el hecho de que caminamos hacia elecciones presidenciales y parlamentarias puede ser una providencial oportunidad para que los distintos actores políticos y sociales, más allá de las legítimas diferencias que los distinguen, derriben ‘muros’ ideológicos, dejen atrás la violencia verbal y alcancen un gran acuerdo nacional sobre las materias aludidas, que trascienda sus intereses particulares, poniendo en el centro el bien común de Chile”.

Los obispos ofrecen su colaboración en esta tarea: “Nosotros, como pastores y ciudadanos, reiteramos nuestro compromiso para colaborar activamente en favorecer el encuentro, el diálogo y el acuerdo entre los distintos actores sociales, porque estamos convencidos que para enfrentar los flagelos que hoy nos afectan hemos de trabajar juntos –y no divididos– por el bien común de Chile”.

Convertirnos en signos de esperanza

El quinto y último párrafo contiene una invitación al Pueblo de Dios “a convertirnos en signos de esperanza, poniendo atención en todo lo bueno, noble y bello que hay en nuestro país y en las comunidades eclesiales”. A continuación, citando Spes non confundit, n° 25, llaman a “recuperar la confianza necesaria —tanto en la Iglesia como en la sociedad— en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación. Que el testimonio creyente pueda ser en el mundo levadura de genuina esperanza, anuncio de cielos nuevos y tierra nueva (cf. 2 P 3,13), donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos”.

“Concluimos llenos del gozo propio de la Pascua y, bajo el manto de la Virgen del Carmen, renovamos nuestra comunión con el Santo Padre León XIV pidiendo su bendición apostólica para el Pueblo de Dios peregrino en Chile”, dicen los obispos al cerrar el mensaje final de su asamblea plenaria.

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