El entonces cardenal Robert Prevost, hoy León XIV, no ha sido nunca muy dado a conceder entrevistas, sin embargo habló con los medios vaticanos tras la muerte del papa Francisco. Un diálogo con la periodista Tiziana Campisi en la que repasó sus recuerdos con el Papa argentino.
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Vivir el evangelio
Prevost conoció a Jorge Mario Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires y de él “siempre tuve la impresión de un hombre que quería vivir el evangelio con autenticidad, con coherencia”. “En los tiempos en que yo era prior general de los agustinos, varias veces, durante las visitas a mis hermanos en Argentina, cuando él era todavía cardenal, tuve la oportunidad de conocerle y hablar con él, de manera informal y sobre cuestiones más institucionales”. Ya como Papa le saludó en la primera misa en la parroquia de Santa Ana del Vaticano, confiada a los agustinos.
Francisco fue quien le nombró administrador apostólico, primero, y, obispo, de la diócesis de Chiclayo en Perú, donde ya había sido misionero. “Dio tanto a la Iglesia, sus gestos de cercanía hablan con tanta elocuencia”, rememoró de sus encuentros con el Papa como prelado o la visita de Francisco a Perú en 2018 cuando se acercó a una mujer ciega: “Él se bajó del coche, se acercó a ella y la saludó. Nos dejó muchos ejemplos así; en su hermosa humanidad, quiso vivir el evangelio y transmitir el evangelio”, subrayó. Para Prevost el último Jueves Santo de Francisco en la cárcel romana de Regina Coeli es un gesto que “lo dice todo: su deseo de ir, a pesar de los muchos problemas de salud, de las dificultades que tenía, para hacer como cada año, para celebrar este día tan importante en la vida de la Iglesia con los presos, y comunicar así esta cercanía, este amor que Jesús nos dejó a todos”.
Las Iglesia de los pobres
Como prefecto del Dicasterio para los Obispos, Prevost despachaba ordinariamente con Francisco cada sábado y recuerda cómo “hasta el final, quiso darlo todo a su ministerio, a su trabajo, a su servicio en la Iglesia”. “Me decía, entre otras cosas, al final de la audiencia: No pierdas el sentido del humor, tienes que sonreír”, confesó. “Cuando regresó a Santa Marta, tuvimos algunos encuentros, y en esas ocasiones pude ver lo valiente que era; lo daba todo por servir a la Iglesia”, alabó de Francisco.
“Un espíritu, una actitud fundamental para todos nosotros; -dice Prevost- no podemos detenernos, no podemos volver atrás. Tenemos que ver cómo quiere el Espíritu Santo que sea la Iglesia hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el de hace diez o veinte años”, declaró en esa última entrevista hace una semana. “Creo que el mensaje del evangelio se entiende mucho mejor desde la experiencia de los pobres, que no tienen nada, que intentan vivir la fe y lo encuentran todo en Jesucristo”, añadió.