La Conferencia Episcopal Argentina, reunida en la 126º Asamblea Plenaria, envió un mensaje de reconocimiento a la figura del Papa y un agradecimiento por su vida y su Magisterio, después de haber compartido experiencias y enseñanzas de Francisco y su influencia en el camino pastoral de la Iglesia local.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
En el medio del pueblo
“El Papa Francisco nos enseñó que como pastores hay que estar en medio del pueblo, quererlo y acompañarlo, y muchas veces seguir su sentido de la fe, su modo de amar”, expresaron los prelados al inicio de su carta dirigida al Pueblo de Dios, y reconocieron que se sienten conmovidos y “hasta empujados” por el cariño y la gratitud de la gente por la vida de Francisco.
Seguidamente, pasaron a detallar muchos aspectos que animaron a la Iglesia durante estos doce años:
- Que el nombre de Dios es Misericordia, porque la experimentó en su propia vida, y recordaba que Dios abraza a cada uno como es porque un Padre bueno que sale siempre al encuentro.
- Animó a toda la Iglesia y a la humanidad a recrearse en los vínculos desde la misericordia, con el sueño de la fraternidad universal.
- Pidió: “Cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño, cuiden la vida, la familia, la naturaleza, a los niños y a los viejos… No le saquen el cuero a nadie, por el contrario, dialoguen, y que este deseo de cuidarse crezca en el corazón” (a los argentinos en madrugada del 19 de marzo de 2013)
- Que Francisco fue un faro de empatía en una sociedad individualista, un profeta de la dignidad humana en un mundo atravesado por la inequidad y las guerras.
- Durante la pandemia, enseñó que nadie se salva solo, y hay necesidad de los otros para ocuparse de los hermanos más frágiles y vulnerables.
Está aquí
Reconociendo que es imposible expresar todo lo que aprendieron de él, los obispos argentinos afirmaron que estarán siempre agradecidos por su testimonio de pastor y padre. “Su herencia nos compromete a concretar su magisterio, animando a nuestra Iglesia argentina a ser un hospital de campaña que recibe a los heridos de la vida, una iglesia “sin puertas”, abierta a todos, todos, todos. Y a forjar entre los argentinos la cultura del encuentro tendiendo puentes porque somos hermanos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz (Fratelli Tutti, 8).
Además, destacaron que con los beatos y santos nombrados por él, mostró lo mejor que tiene el pueblo argentino. Siguiendo estas huellas y por su intercesión, como obispos pidieron “perdón por las veces que no estuvimos a la altura del magisterio de Francisco“, y cayeron en discusiones estériles que solo paralizaron la acción pastoral y enfriaron el ardor y la audacia apostólica.
Ante la pregunta de muchos sobre por qué no vino a la Argentina, creen que la respuesta está “en estos días en que todos lo sentimos tan cerca, tan entre nosotros”, y agregaron que “su último viaje sentimos que fue a nuestro país, está aquí, y este debe ser un fuerte impulso misionero a anunciar la alegría del Evangelio y, unidos, esperar y acompañar al nuevo pastor universal que nos regale el Espíritu Santo en el próximo cónclave”.
Para concluir, pidieron a Dios que reciba a Francisco en el cielo, y encomendaron a la Virgen de Luján este tiempo de la Iglesia.