El presidente del Episcopado argentino resalta el legado de gestos y palabras del papa Francisco

Marcelo Colombo pidió rezar por los cardenales electores para que, en fidelidad a Dios y al bien de su pueblo, elijan con libertad a quien Dios “en su providencia, nos ha reservado”

El presidente del Episcopado argentino resalta el legado de gestos y palabras del papa Francisco

Durante la tarde de hoy, comenzó la primera reunión del año de Obispos de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en la casa de Retiros El Cénaculo (Pilar, provincia de Buenos Aires). Se trata de la 126º Asamblea Plenaria que se extenderá hasta el viernes.



En el inicio de la Asamblea, después de los avisos y saludos protocolares, los prelados tuvieron un espacio para contar su experiencia personal con el papa Francisco, a través de su ministerio y de su vida.

Al finalizar la tarde, el presidente de la CEA, Marcelo Colombo, presidió la celebración de apertura de la Asamblea. “Junto a la viva emoción, queremos dar gracias a Dios por la fecundidad de su entrega pastoral y su legado de gestos y palabras, que nos ayudará siempre en el servicio de nuestras Iglesias particulares”. De esta manera iniciaba su homilía el arzobispo de Mendoza.

Referenció las lecturas leídas y destacó la figura de Esteban, un apasionado evangelizador que tomando como modelo a Jesús, desafiaba las tradiciones y los formalismos culturales sin Dios. Con respecto al Evangelio, señaló que Jesús, buscado por la multitud intrigada por El, hace notar que deben buscar aquel Pan que los sacie eternamente y creer en quien lo ha enviado. Le propone un encuentro más pleno con Él. Sin embargo, siempre los atendió dispuesto y misericordiosamente. “Es ese amor incondicional de Cristo el que hoy nos interpela y sostiene nuestra esperanza de pastores, para amar según sus enseñanzas a tantos hermanos que nos buscan y que, en nosotros, quieren encontrarse con la cercanía de Dios”, afirmó.

Un cardenal pasea por la columnata de Bernini en el Vaticano

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Salió al encuentro

Colombo se enfocó en los gestos y las palabras de Francisco, quien recibió a todos, sin dejar de hablarles con fuerza en nombre de Dios; salió al encuentro de todos: a las verdaderas periferias del mundo; sus diálogos con otras confesiones cristianas y religiones a la búsqueda de la paz; sus decisiones eclesiales que ponían en el centro el servicio a los pobres y alejados; su clamor por la tierra, don de Dios y casa de todos, para cuidarla de la explotación irresponsable y codiciosa.

Francisco como Jesús y Esteban se puso en las manos del Padre y actuó en consecuencia, entregando su vida y con verdadera libertad, se hace cargo del dolor y del sufrimiento de los otros, sin olvidar a los invisibilizados o silenciados, para considerarlos protagonistas.

El presidente de la CEA cree que la agenda eclesial y la presencia social les piden un compromiso con los gestos y las palabras de Jesús. Por eso, la necesaria renovación de las estructuras y de los servicios pastorales con el objetivo de señalar las preferencias y prioridades del Señor. Asimismo, sostuvo que estos días del cónclave son una oportunidad “para confirmar nuestra plena confianza en el Señor que guía la historia. En sus manos estamos”.

Recordó las palabras del Pontífice en la bula de convocatoria del Año Jubilar (Spes non confundit, 25c), en la que expresaba la necesidad de recuperar la confianza, tanto en la Iglesia como en la sociedad, en los vínculos interpersonales, las relaciones internacionales, la promoción de la dignidad humana y el respeto de la creación, y su deseo de que el testimonio creyente ofrezca al mundo una esperanza genuina donde habite la justicia y la concordia.

El titular de la CEA indicó que el proceso iniciado por Francisco para la renovación de la vida eclesial al servicio de la comunidad necesita ser conducido y acompañado para la consolidación y fecundidad evangelizadora. Para concluir, pidió reforzar la oración “por los cardenales electores, para que pongan en primer lugar la fidelidad a Dios y el bien de su pueblo, la Iglesia, y elijan con toda libertad al padre y pastor que el Señor, en su providencia, nos ha reservado”.

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