La Fundación Impactun entrega este 5 de mayo, en la Universidad de Navarra, su Premio Cristianismo y Cultura Contemporánea 2025 a Clara Medina, religiosa de las Salesianas Misioneras que, además de encarnar una potente presencia de los valores religiosos en las redes sociales, ha implementado con su congregación una “extraordinaria labor humanitaria tras la DANA en Valencia”.
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La ceremonia se celebra a las siete de la tarde en la Sede de Posgrado de la propia de la Universidad de Navarra, “seis meses después de la catástrofe”, incluyendo “una conferencia-coloquio sobre la caridad cristiana en situaciones de crisis”, bajo el título ‘La esperanza que creció en el barro’.
También un coloquio
Inaugurará el acto la decana de la Facultad de Filosofía y Letras, la doctora Julia Pavón. En el coloquio, además de Clara Medina, intervendrá la profesora Dolores López. Moderará la charla Javier García, director del documental ‘Los jóvenes que desfilan hacia el barro’, que recoge la realidad vivida en Valencia tras la riada mortal. Cerrará el encuentro el presidente de la Fundación Impactun, Alberto Horcajo, que entregará el galardón a la religiosa de las Salesianas Misioneras.
Clara Medina, junto a muchos voluntarios que se han volcado con su comunidad, se volcó desde el primer día de las inundaciones en el barrio El Raval, en la localidad levantina de Algemesí. Si ya de por sí estamos ante una de las localidades más afectadas por la DANA del 29 de octubre, ese barrio, marcado por una fuerte exclusión, quedó sumergido en una crisis sin parangón.
Ayuda fraterna
La práctica totalidad de sus habitantes son inmigrantes musulmanes y gitanos evangélicos. Lo que no fue en absoluto óbice para que dos comunidades inspiradas en el mismo carisma (una femenina, las Salesianas Misioneras, con cuatro religiosas, y otra masculina, la Comunidad Misionera de Cristo Pastor, representada por el sacerdote Alejandro Beltrán) se volcaran con su gente, abriendo de par en par las puertas de la Parroquia San José Obrero.
Hasta la DANA, los cinco religiosos no vivían en Algemesí, sino que habían llegado hacía tres años de Bolivia para dirigir la casa de retiros espirituales Aguas Vivas, en Alzira, y acompañar la pastoral en la Universidad Católica de Valencia. Allí, aunque no se vieron afectados por la riada, no se quedaron de brazos cruzados, sino que acudieron al municipio e, impresionados por la magnitud del desastre, decidieron instalarse temporalmente, organizando las ayudas en coordinación con Cáritas y las otras parroquias locales.
Todas las casas, una a una
Así, se optó por recorrer todas las casas, una a una, y hacer un censo detallado con las necesidades de los vecinos. Desde ese conocimiento concreto, pudieron ir ayudando a cada uno en lo que realmente le hacía falta”. En ese alud solidario se encarnó el testimonio de Clara Medina, la única española del grupo de salesianos misioneros.
Un trabajo que, como explica hoy la Fundación Impactun, “no se limitó a las semanas posteriores a la tragedia; hoy, junto a las cuatro personas que integran su comunidad, proporciona alimento a más de 200 personas diariamente. Esta situación se debe a la inseguridad en el barrio del Raval, donde la violencia y el tráfico de drogas han llevado a la policía a evitar patrullajes y a los servicios sociales a no intervenir”.