La Iglesia de Jesús es “abierta, valiente, profética, aborrece las palabras y los gestos violentos, es maestra de fraternidad y está marcada por la cultura del encuentro y la construcción de puentes y no de muros, como siempre nos ha invitado a hacer Francisco”. Con esta consigna se ha presentado esta mañana en la congregación general previa al cónclave Donato Ogliari, abad benedictino de San Pablo Extramuros.
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El prelado italiano encargado de guiar la meditación ha instado a los purpurados a “someterse al escrutinio del Espíritu” para purificar sus corazones de todo lo que “no coincide con el pensamiento de Cristo”.
Así, ha pedido “unidad plural y comunión diversificada”, con la “posibilidad de una confrontación respetuosa” para la “búsqueda de caminos creativos”, al igual que ha hecho el “camino sinodal”, que, frente a “algunas perplejidades o estancamientos”, ha producido “participación y renovación en todos los rincones”. Y ha insistido en la necesidad de una “unión fructífera” entre consagrados y laicos.
Ogliari ha comenzado su intervención advirtiendo a los cardenales que en el cónclave debe imperar “la libertad del Espíritu” que “rejuvenece, purifica y crea”. Y es que el Espíritu es “el protagonista principal”.
“En un momento tan importante como la elección de un papa, Ogliari ha pedido no perder de vista a Jesús, a quien la Iglesia “está llamada a anunciar y testimoniar al mundo”. Y ha añadido: “Si en el centro de la misión no está Cristo, entonces la Iglesia sería una institución fría y estéril”.
En su alocución, el prelado ha instado a los purpurados a salir al encuentro de los alejados y no olvidarse de los pobres: “La Iglesia no dejará de tener los ojos y el corazón bien abiertos sobre los últimos de la tierra, soñando incluso con lo que parece imposible”.
Los desafíos de la Iglesia
En su meditación también ha citado los desafíos ‘ad extra’ a los que se enfrenta la Iglesia del tercer mileno: cambios antropológicos, guerras, autocracias, nacionalismos, liberalismos postcapitalistas, la devastación de la Creación, las tecnociencias, las migraciones o la secularización.
Como desafíos ‘ad intra’, Ogliari ha destacado los abusos, la disminución de las vocaciones sacerdotales y religiosas, el lugar de la mujer en la Iglesia, el clericalismo y la burocratización del ministerio sacerdotal.
Ante todos estos desafíos, el benedictino ha llamado a los cardenales “a perseverar, a no desanimarnos, a no rendirnos”, porque, como decía el papa Francisco, la paciencia “tiene mucho que ver con la esperanza”. “Una Iglesia que sabe ser paciente es una Iglesia que sabe esperar, apasionada por el futuro”, ha subrayado.
Por último, en el día en el que se celebra la fiesta litúrgica de santa Catalina de Siena, el religioso ha invitado a los cardenales a fijarse en aquella “loca de amor por Cristo” que trabajó “por la reforma y la unidad de la Iglesia, por la paz y por el Papa”.