El último deseo del papa Francisco: “No quiero ser intubado en ningún caso”

Se habían visto por última vez el sábado antes de Pascua, compartiendo una tarta. “Estoy muy bien, he vuelto a trabajar y me encuentro bien”, le dijo el papa Francisco a Sergio Alfieri, jefe de equipo del Gemelli y cirujano personal del Papa. Así lo ha revelado el propio médico al Corriere della Sera en una entrevista en la que ha relatado cómo fueron las últimas semanas de Jorge Mario Bergoglio.

El pasado lunes, 21 de abril, Alfieri fue avisado a las 5.30 horas: “El Santo Padre está muy enfermo, hay que volver a Gemelli”. Veinte minutos después, Alfieri ya estaba junto a su cama: “Entré en su habitación y tenía los ojos abiertos. Noté que no tenía problemas respiratorios y luego intenté llamarlo, pero no contestó. No respondía a los estímulos, ni siquiera a los dolorosos. En ese momento comprendí que no había nada más que hacer. Estaba en coma”.

El papa Francisco, durante el saludo a los fieles en el Policlínico Gemelli de Roma

Nunca dejó de ser el Papa

También, explica, el no trasladarlo al hospital fue una decisión tomada no solo porque habría sido inútil, sino porque era el deseo de Francisco: “Corría el riesgo de que muriera durante el traslado, y el Papa quería morir en casa. Cuando estábamos en el Gemelli siempre lo decía”. Además, el Papa también había pedido “expresamente que no se procediera en ningún caso a la intubación”. Así lo hicieron. Y, respetando su deseo de morir en casa, le dio una caricia “a modo de despedida. Murió poco después”.

Además, Alfieri recuerda que, en las semanas previas a su fallecimiento, fue imposible obligarlo a descansar por completo: “Él es el Papa. Volver al trabajo fue parte de su terapia y nunca se expuso a ningún peligro. Es como si, acercándose al final, hubiera decidido hacer todo lo que tenía que hacer”, reconoce.