El Papa reivindica la parábola del padre misericordioso: “¡Dios siempre viene a buscarnos!”

“Pidamos a Dios Padre la gracia de que también nosotros podamos encontrar el camino de vuelta a casa”, invita en su catequesis semanal

El Papa reivindica la parábola del padre misericordioso: “¡Dios siempre viene a buscarnos!”

El Vaticano ha publicado la catequesis del papa Francisco para este miércoles, 16 de abril, dentro del ciclo dedicado a la esperanza por el Jubileo 2025 en esta ocasión el Pontífice ha comentado la parábola del “padre misericordioso” que tenía dos hijos, la comúnmente conocida como del “hijo pródigo” (cf. Lc 15), la “parábola más famosa, la que todos recordamos quizá de cuando éramos pequeños” dedicada a la “misericordia de Dios”.



Cuando estamos perdidos

Con ella Jesús responde a los fariseos que le criticaban por comer con pecadores, por ello está “dirigida a los que están perdidos, pero no lo saben y juzgan a los demás”. “¡Dios siempre viene a buscarnos!”, reclama Jorge Mario Bergoglio cuando “estamos perdidos como los dos hijos de este padre: el menor porque se cansó de estar en una relación que le parecía demasiado exigente; pero el mayor también está perdido, porque no basta con quedarse en casa si en su corazón hay orgullo y resentimiento”.

Para el Papa, “el amor es siempre un compromiso, siempre hay algo que tenemos que perder para encontrar al otro”, algo que el egoísmo no deja ver. “Este hijo menor, como todos nosotros, está hambriento de afecto, quiere ser amado. Pero el amor es un don precioso, hay que tratarlo con cuidado”, alerta Francisco, que señala como el hijo acaba “mendigando afecto y apegado al primer amo que aparece”. “Sólo quien nos ama de verdad puede liberarnos de esta falsa visión del amor. En nuestra relación con Dios, tenemos precisamente esta experiencia”, reclamó aludiendo al cuadro de la parábola de Rembrandt que dibuja al hijo menor como un penitente y las manos masculina y femenina del padre.

Rembrandt Hijo Prodigo

Mirando al hijo mayor, Francisco advierte que “cuando te adaptas en contra de tu voluntad, empiezas a albergar ira en tu interior, y tarde o temprano esta ira explota. Paradójicamente, es el hijo mayor el que al final corre el peligro de quedarse fuera, porque no comparte la alegría de su padre”. Pero, añade, “el padre también sale a su encuentro”, “sólo quiere que sienta su amor” y “deja la puerta abierta”. “Queridos hermanos y hermanas, preguntémonos entonces dónde estamos en esta maravillosa historia. Y pidamos a Dios Padre la gracia de que también nosotros podamos encontrar el camino de vuelta a casa”, concluye.