Lita Cabellut: pinceladas de ética jesuita

  • La pintora afincada en La Haya, una de las más cotizadas del arte contemporáneo español, repasa sus “pulsiones emocionales” en la Fundación Bancaja de Valencia
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pintora

He aquí el primer misterio: ¿quién es Lita Cabellut? “Es una artista y una persona que ha dedicado su vida al arte, ya sea por gracia, talento o empeño, pero, sobre todo, por amor, por amor al ser humano. He buscado en él y en la humanidad mi reflejo, porque al conocer mejor a la humanidad me entiendo mejor a mí misma. Es una búsqueda constante de quién soy y de quiénes somos”, reconoce la pintora, escultora, fotógrafa, videoartista a Eloy Martínez de la Pera, comisario de Vida desgarrando Arte, la exposición recién inaugurada en la Fundación Bancaja de Valencia.



Abierta hasta el 31 de agosto, es la primera muestra en la que Lita (Sariñena, Huesca, 1961) se enfrenta a su propia trayectoria con afán revisionista y en torno a las que Martínez de la Pera destaca como sus “pulsiones emocionales”: vida, pasión, poder, influencia, identidad y libertad. Las 120 obras reunidas en Valencia –creaciones de las dos últimas décadas, algunas “intervenidas” en los últimos meses– transmiten la principal idea que habita en su raíz artística: el ser humano, su trascendencia y su compromiso social.

“La evolución del arte de Lita Cabellut es testimonio de una búsqueda constante por profundizar en las capas más íntimas del ser humano. Con su trabajo, busca una reacción estética, pero también una reflexión sobre quiénes somos y cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea”, proclama Martínez de la Pera, que ha comisariado también la muestra recién clausurada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde Cabellut se ha visto reflejada en Los disparates de Goya.

Obras_Lita Cabellut

La trayectoria artística de Cabellut es un espejo de su singular vida. “A lo largo de su carrera, ha abordado diversos temas que van desde la reflexión de la condición femenina hasta homenajes a figuras históricas y culturales o su enfoque particular en los marginados por la sociedad”, añade el comisario. “Desde sus inicios –prosigue–, ha concebido el arte como un espacio de reflexión, un espejo de la complejidad del ser humano donde conviven la razón y la fe, la luz y la sombra, la belleza y el sufrimiento”.

Pintora de almas

Con Cabellut –quien junto a Miquel Barceló y Manolo Valdés conforma el tridente de pintores españoles vivos más cotizados– es preciso descender hasta sus orígenes para comprender su convicción de que “el arte tiene el poder de sanar, de unir, de inspirar”. Aunque basta con admirar sus retratos, lienzos de tres, cuatro y hasta seis metros tratados como si fueran frescos, con bases matéricas que sobresalen como cicatrices en la piel y cráteres en el corazón. Y que incluso, ya pintados al óleo, desmonta, enrolla, golpea y devuelve al bastidor. “Pintora de almas”, la llaman.

Este es el segundo misterio: ¿de dónde viene la espiritualidad de Cabellut? “Lita no es una mujer, ni tampoco una gitana, no es una niña de la calle, es simplemente una inmensa artista, puro duende: una artista que pinta desde dentro, que pinta como ama, sin miedo, reventando las violetas, saltándose todas las convenciones, combinando trípticos que son a la vez figuración, abstracción, fulguración, pinta dinamitando con alegría toda la tontería del arte moderno”, define Javier Santiso, poeta y editor de sus últimos catálogos.

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