“El Papa durmió toda la noche, ahora continúa su descanso”. Es el escueto comunicado matutino que lanza la Santa Sede sobre el papa Francisco, que en este martes 4 de marzo adquiere especial relevancia después de que ayer el Pontífice sufriera una doble insuficiencia respiratoria de carácter agudo que obligó al equipo médico a practicarle una broncoscopia.
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Se trata del tercer bache significativo que sufre Jorge Mario Bergolio, de 88 años, en su ingreso hospitalario en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma. Cuando se cumplía una primera semana de internamiento, el Papa afrontó una primera crisis respiratoria, acompañada de una bajada de plaquetas y un fallo renal. Los médico lograron estabilizar la situación. Sin embargo, al culminar su segunda semana en el centro médico, un broncoespamo le provocó vómitos de inhalación que requirió el uso de ventilación mecánica para su recuperación.
Importante acumulación
Tan solo tres días después de este episodio y, cuando de nuevo parecía estabilizarse, ayer saltaron todas las alarmas. La “importante acumulación de moco endobronquial y consiguiente broncoespasmo” que recogía el parte médico de ayer por la tarde llevó a realizar dos broncoscopias con necesidad de aspiración de abundantes secreciones. De la misma manera, se tuvo que reanudar la ventilación mecánica no invasiva.
Aun así, desde la Santa Sede se insistió que el Santo Padre “siempre se ha mantenido vigilante, orientado y colaborador”. Todo este complejo cuadro médico hace que el pronóstico siga siendo reservado.