El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, ha declarado que ve posible que el papa Francisco, de 88 años de edad, renuncie a su ministerio debido a su delicado estado de salud.
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En una entrevista concedida a ‘Canal Sur Radio’ desde Roma, el prelado indicó que el pontífice podría seguir la estela de su predecesor, Benedicto XVI, quien, en su momento, renunció por razones similares. “Me parece que el papa Francisco también entraría en esa dinámica. Si ve que no puede atender bien su misión, pues que tanto él como otros papas que vengan puedan dejar el primado“, expresó el prelado, subrayando que el ejercicio del papado requiere de una resistencia física significativa para mantener el ritmo de trabajo.
Así lo ha expresado desde Roma, donde tenía previsto acudir a la tradicional audiencia de los miércoles, acompañado, en esta ocasión, del hermano mayor de la Asunción de Cantillana. También anunció que, a las 15.00 horas, celebrará misa en la Basílica de San Pedro, con la citada Hermandad y la Parroquia de Santa María la Blanca de Los Palacios y Villafranca.
El Papa con la delegación del Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular (fuente: Vatican Media)
Calma y tranquilidad
En cuanto al estado de salud del papa, Saiz Meneses ha transmitido un mensaje de tranquilidad a la vez que ha reiterado su adhesión filial al Sucesor de Pedro: “La situación es de calma y de tranquilidad. Aquí he encontrado un ambiente normal, con una cierta preocupación, pero todos rezando por su pronto restablecimiento“. Ha explicado que el parte médico emitido el martes indicaba que Francisco recibió la comunión y alternó el reposo con momentos de oración, lectura y trabajo. Además, según el arzobispo, “no pierde el buen humor, lo cual es un dato positivo”.
Francisco había arrastrado una bronquitis durante días, lo que el pasado sábado 8 de febrero lo llevó a recibir a la delegación del II Congreso de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla en su residencia de Santa Marta, en lugar del Palacio Apostólico. La enfermedad se complicó hasta derivar en una neumonía bilateral, agravada por la edad del papa y por la ausencia de parte de un pulmón desde su juventud.