La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, la USCCB, ha tenido que despedir en torno a un tercio del personal de su Oficina de Servicios de Migración y Refugiados. Lo ha hecho el pasado 7 de febrero tras no recibir los reembolsos del gobierno federal por su trabajo con los refugiados. Se trata de una de las múltiples medidas de la administración Trump y su línea dura contra la inmigración.
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20 millones pendientes
El secretario general de la USCCB, el sacerdote Michael Fuller, ha estudiado la cuestión que afectó fuertemente a los Programas de Reasentamiento de Refugiados y a los Servicios para Niños teniendo que despedir a 50 personas, según recoge ‘America’. Estos servicios trabajaban directamente con las Cáritas locales y con otras entidades por todo el país. Los Servicios de Migración y Refugiados del episcopado son, según la web oficial de los bispos, “la mayor agencia de reasentamiento de refugiados del mundo”, atendiendo al 18% de los refugiados que llegan a EE.UU. cada año. Contando los pagos pendientes de diciembre se adeudarían unos 20 millones de dólares.
El portavoz de los obispos, Chieko Noguchi, destacó la labor de estos “hombres y mujeres dedicados que han dado tanto de sí mismos al servicio de sus hermanas y hermanos necesitados”. “Al tomar estas difíciles decisiones, seguimos trabajando lo mejor que podemos para disminuir el impacto en las familias que actualmente están en el programa de reasentamiento de refugiados”, añadió.
Por su parte, en un comunicado, Caritas Internationalis ha denunciado que “la forma despiadada y caótica en que se está implementando esta insensible decisión amenaza la vida y la dignidad de millones”. Para la entidad estos recortes “matarán a millones de personas y condenarán a cientos de millones más a una vida de pobreza deshumanizadora”.
