El obispo Mark Seitz, contra Trump: “Cerrar fronteras es una traición a la humanidad”

  • El presidente del Comité de Migración del episcopado estadounidense asegura que la Iglesia seguirá alzando la voz contra la militarización y las deportaciones masivas en su país 
  • El también prelado de El Paso llama a contrarrestar la “narrativa falsa” de que quienes emigran son criminales 

Mark J. Seitz, obispo de El Paso Texas

El obispo estadounidense Mark Joseph Seitz, presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), consideró que, si bien las naciones tienen el derecho y la obligación moral de gestionar sus fronteras con el debido respeto a la seguridad, no tienen derecho a cerrar fronteras y construir muros contra los necesitados, pues esta es una “traición a la humanidad”.



Y es que, ante las severas políticas migratorias establecidas por el presidente Donald Trump, el también obispo de El Paso, aseguró que la Iglesia en Estados Unidos seguirá alzando la voz en contra de la militarización de las fronteras y el cierre a los vulnerables, así como a las deportaciones indiscriminadas, por ser “acciones fundamentalmente incompatibles con la ley moral”.

Un clima de miedo

En una conferencia ante los miembros de la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red Clamor) el obispo Seitz reconoció que la Iglesia en Estados Unidos se encuentra en una coyuntura histórica.

“Necesitamos ofrecer ayuda concreta a los afectados por este nuevo clima de miedo. Es imperativo que trabajemos para brindar a nuestra gente los recursos que necesitan para comprender su situación legal y las opciones disponibles. Esta es una necesidad concreta y pastoral que debemos atender con urgencia”, dijo.

“Los migrantes no son criminales”

El obispo lamentó que una de las mentiras más crueles perpetradas por quienes están ahora en el poder, es la de que, quienes migran, son criminales.

“No lo son -apuntó Seitz- por lo que hizo un llamado a contrarrestar esta narrativa falsa y trabajar cuidadosamente con nuestras autoridades locales para garantizar que el manto de la criminalidad no caiga sobre aquellos en nuestras parroquias, escuelas, lugares de trabajo y comunidades”.

Migrantes en la selva de Darién

Migrantes en la selva de Darién. Foto: EFE

Continuó: “En su lugar, necesitamos promover una narrativa veraz de que los migrantes llegan a sus comunidades de destino y las enriquecen enormemente con sus vidas, sus dones, sus familias y sus aspiraciones y esperanzas”.

Intento por desacreditar a la Iglesia

El obispo aseguró que, ante la voz profética de la Iglesia a favor de los migrantes, en los últimos días no han faltado los ataques contra la Iglesia que pretenden desacreditar y deslegitimarla ante la opinión pública.

“Hay muchas mentiras y caracterizaciones erróneas y no es mi intención abordar cada una de ellas. Es un intento de deslegitimar toda voz moral en la búsqueda de un poder ilimitado y de intereses estrechos”.

Añadió: “No nos interesa defender intereses sectoriales de la Iglesia, pero sí nos interesa defender el derecho de las personas de fe a contribuir al bien común de nuestra sociedad. Nos interesa defender los derechos y la dignidad de los pobres y vulnerables”.

Tres claves para ayudar a los migrantes

Finalmente, tras recordar que en noviembre del año pasado firmó, junto con muchos de sus hermanos obispos de Centroamérica, el Caribe, México y Canadá, la carta pastoral regional sobre migración, Seitz llamó a releerla, no sin antes destacar tres puntos:

En primer lugar -dijo- el ministerio al lado de los y las migrantes ya no puede limitarse al trabajo de las casas de migrantes. “Debemos encontrar formas de ayudar a quienes aún sufren en los ríos, en el desierto, en las calles, en las vías del tren, en los hospitales y en contextos de explotación laboral y sexual. Debemos salir a su encuentro.

En segundo lugar -continuó- es necesario cuidar de uno mismo para poder cuidar de los demás. “Necesitamos asegurar el bienestar de ustedes que trabajan en el ministerio con aquellos que migran. Depende de nosotros generar respuestas concretas… sobre todo en estas nuevas circunstancias”.

Y tercero -concluyó- “no podemos permanecer en silencio ante tantos actos de corrupción y explotación que las personas que migran encuentran en su camino. Ante esta realidad, estamos llamados a ofrecer una palabra de esperanza y no una esperanza vacía”.

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