El Arzobispado de Granada ha confirmado hoy que “hay abierta una investigación canónica” en la Parroquia del Santo Ángel Custodio del barrio del Zaidín. Según informaciones publicadas en diferentes medios, se habría respondido a acusaciones de abusos, manipulación y manejo inapropiado de dinero por parte un sacerdote perteneciente al Instituto del Verbo Encarnado, la plataforma eclesial intervenida prácticamente desde sus inicios y que desde hace unas semanas cuenta con el obispo de Teruel, José Antonio Satué, como delegado pontificio con plenos poderes para actuar sobre su deriva.
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Sin entrar en detalles, desde la Archidiócesis que capitanea el arzobispo José María Gil Tamayo, “se lamenta el daños que se pudiera haber producido” en el entorno de la comunidad parroquial. Además, expone que el informe que ya se ha elaborado al respecto ya estaría en manos de la Santa Sede y del propio Satué, además de haber informado al superior provincial de la institución afectada. En este sentido, se subraya que en todo este proceso se actuará “siempre conforme al derecho de la Iglesia y en común acuerdo con la Santa Sede”.
Alerta del Vaticano
El portal digital creado por las víctimas de los abusos de la familia carismática del Verbo Encarnado, desvela que fue en julio del año pasado cuando el vicario desapareció sin previo aviso de la parroquia. El motivo de su salida, siempre según la versión dada por esta web, fue una carta recibida por Doctrina de la Fe en la que se prohibía al cura “tener contacto con laicos, administrar sacramentos y se le advertía que su situación lo exponía a ser excomulgado de la Iglesia Católica y reducido al estado laical”.
En 2010, el entonces arzobispo de Granada, Javier Martínez, encomendó la parroquia Santo Ángel Custodio tanto a los religiosos del Verbo Encarnado como a su rama femenina, las Servidoras del Señor y la Virgen de Matará. Tres años después llegaba el sacerdote sancionado procedente de Ecuador.
Obsesión con el demonio
Como suele suceder con los monjes y monjas vinculados a esta entidad religiosa, se trataba de un sacerdote carismático. Sin embargo, pronto generaron sospechas entre los feligreses por su “tendencia a manipular” y su “obsesión con el demonio y lo oscuro” que lo llevó a “realizar supuestos exorcismos y oraciones de liberación sin permiso de la diócesis”. Ante estos hechos, los feligreses decidieron denunciar lo que estaban viviendo ante el Arzobispado que tomó cartas en el asunto abriendo el correspondiente expediente, tal y como se reconoce en el comunicado hecho público hoy.
Con el tiempo, se fue descubriendo que habría mantenido “conductas sexuales inapropiadas” con algunas feligresas. Entre los hechos de los que se le acusa, se encuentra el intercambio de fotos de contenido sexual “mientras estaban en oración frente al Santísimo” y se cree que incluso llegó a confesar a algunas víctimas después de haber mantenido relaciones con ellas.
¿Congregación pobre?
A esto se uniría la obsesión de la comunidad, tanto masculina como femenina, para recaudar fondos a costa de subrayar que se trata de una “congregación pobre”, cuando luego se destinarían los recursos obtenidos para otros fines que no eran precisamente necesidades básicas.
Y, al igual que sucede en el resto de presencias del Verbo Encarnado y de la Virgen de Matará, en la parroquia se exalta la figura de su fundador, Carlos Miguel Buela, condenado por abusos por parte de la Santa Sede. A la par, presentan cualquier medida adoptada por la Santa Sede, como el hecho de apartar al vicario parroquial, como una persecución contra ellos por parte de lo que consideran “la Iglesia progresista”.