La hermana Martha Pelloni, carmelita misionera teresiana y fundadora de la organización “Red Infancia Robada”, brindó una reflexión sobre la permanente vulnerabilidad de los derechos de los menores, especialmente en la Argentina, en la Cumbre Internacional de los Derechos del Niño, encabezada por el papa Francisco.
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En su disertación aseguró que esta convocatoria es una oportunidad para salvaguardar la Declaración Universal de los Derechos del Niño, que exigen trabajar y organizarse en la búsqueda de la igualdad, de la vida digna, de la educación, y de la salud para todos los menores.
Brecha entre la realidad y la ley
Comentó que, esta Convención Internacional en Argentina, aunque tiene rango y jerarquía constitucional desde 1989, pero, de todos modos, existe una enorme brecha entre la realidad y la legislación. En el país, la pobreza social es estructural, y “genera en los niños violencias cada vez más complejas”.
Destacó que una de ellas es la violencia del abuso de poder en el Estado, causa de la corrupción en las instituciones que deben cuidar a los chicos. “Mientras los derechos humanos y sociales no sean educados, asumidos e integrados en los estados gobiernos de los países, habrá que luchar mucho desde las organizaciones sociales para lograr gobiernos que los defiendan e implementen”, remarcó.
La religiosa admitió que, en esta realidad de desprotección, los artículos 34, 35 y 36 de la Convención, que son contra el abuso, explotación sexual, venta y trata de niños, no se cumplen. Cree que, si bien las leyes existen y hay que tipificarlas, es necesario que las organizaciones estén presentes para exigir su cumplimiento.
Cruda realidad
Seguidamente, enumeró diversas situaciones que se vislumbran y tensionan la estabilidad de los menores:
- Padres jóvenes sin trabajo que se drogan y maltratan a sus hijos, motiva al Estado les quite los hijos y los lleven a guarderías del mismo Estado, muchas veces denunciadas por malos tratos.
- En esta situación de los niños, la ley obliga a los 180 días a darlos en adopción, pero en muchos juzgados de familia la corrupción de la venta de esos niños que se adoptan.
- La subrogación de vientres no sólo es explotación de la vida y dignidad humana, sino que muchas veces es puerta abierta para la venta de bebés por Internet. Es una nueva modalidad de trata de personas.
- Niños que trabajan en villas y barrios. Muchos, a partir de los 10 años, venden droga. Otros consumen droga y salen a robar. Una cantidad cada vez mayor no van a la escuela. Muchos no tienen quien se ocupe de ellos, y los que pueden ser contenidos en instituciones
- La pérdida de valores por decadencia educativa arrastra múltiples formas de violencia: chicos sin educación de sexualidad integral consumen pornografía.
- Con la educación sexual integral hacemos un llamado a la iglesia, al colegio católico, fundamental en todas las catequesis. Hay que afrontar, sin miedos, la maternidad inmadura, la explotación sexual en los propios hogares o vendidos para la prostitución y trata (pedofilia, trabajo forzado, mendicidad o tráfico de órganos).
- El trabajo de niños en el campo argentino es otra realidad explotada: niños trasladados para las cosechas. Les llaman golondrinas: viven muy pobremente en campos de ricos, y sufren el abuso de los agrotóxicos que generan anormalidades y hasta la muerte de los chicos.
Mencionó específicamente el caso de Loan Peña en la provincia de Corrientes, con una de esas posibilidades de la trata o de tráfico de órganos, tal como lo insinuó el papa Francisco hace unos días. Asimismo, agregó que se trata de un negocio en el que intervienen clínicas, hospitales, con médicos, enfermeros, choferes de ambulancia, policías, abogados. “Es tan grande el dinero que se mueve que obliga a un silencio mayor y por eso de este tema no se habla, y se quiere hacer creer que no existe”, asintió.
Para concluir, la hermana Martha opinó que la justicia pone la balanza en la defensa de los ricos. La dignidad humana, tan manoseada por los intereses monetarios y capitalistas, los llama a luchar. Por tal motivo, se unen a la convocatoria del papa Francisco, en este año jubilar, a encontrar el camino de la paz con la esperanza que no defrauda.