Trump siembra la frontera de “desamparo y desolación”

Karen Pérez, directora del SJR en México, lamenta las deportaciones masivas y las redadas decretadas por la Administración republicana

Redadas migratorias en Estados Unidos

En los primeros días de su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, el republicano Donald J. Trump está implementando una frenética labor ejecutiva que tiene sus efectos en distintos ámbitos, pero que especialmente tiene eco en el fenómeno migratorio. Así, ha dotado de todo tipo de garantías (a costa de violar derechos humanos básicos de los migrantes) a la Guardia Nacional al desplegarla en la frontera con México, ha implementado las deportaciones masivas y ha aprobado que pueda haber redadas policiales en busca de personas sin documentación en colegios, hospitales o iglesias.



En este sentido, otra de las decisiones más impactantes ha sido la suspensión del Programa de Admisión de Refugiados. Lo que incide directamente en la labor de muchas entidades comprometidas con estas personas, como el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), cuya delegación nacional ha confirmado estos días que el Departamento de Estado ha suspendido su trabajo, estando en el aire varios de sus programas.

Desde el primer minuto

Al otro lado de la frontera, la abogada Karen Pérez, directora del SJR en México, comparte con Vida Nueva su pesar por lo vivido estos días: “En mi país estamos viviendo una situación bastante fuerte con las políticas migratorias aprobadas por la Administración Trump. Desde el primer minuto ya se han sentido los efectos y mucha gente, en un ambiente marcado por la desinformación, se encuentra en un total desamparo y desolación”.

Migrantes en la frontera sur de EE.UU

Migrantes en la frontera sur de EE.UU. Foto: Shutterstock

Aunque, pese a todas las “restricciones”, comprueba cómo el problema de fondo sigue siendo el mismo: “En el sur de México siguen saliendo caravanas de migrantes que avanzan hacia el norte, aun conscientes de que se van a encontrar con una frontera militarizada”. Así, en pleno dominio de la “incertidumbre”, lo que se teme es que “la situación se recrudezca”, pues al fin y al cabo “todo esto abona las situaciones de violencia e inseguridad que ya sufren tantas personas en su tránsito”.

En definitiva, Pérez reconoce que están “muy preocupados por el trabajo que hacemos y las consecuencias en el acompañamiento que prestamos a tantas personas, tratando de prepararnos para lo que pueda ocurrir con las deportaciones o las redadas. Todo ello va a generar un gran impacto psicoemocional en mucha gente”. Pese a todo, “mantenemos la esperanza de poder ir midiendo los impactos y responderlos como podamos en medio de la crisis que están viviendo tantas personas que aún siguen teniendo el falso sueño americano”.

Lea más:
Noticias relacionadas