Las 78 jurisdicciones eclesiales de Colombia han adelantado la Jornada mundial de la vida consagrada este año con celebraciones en la víspera de este evento.
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Atendiendo el llamado de las conferencias de obispos y religiosos, los agentes de pastoral, sacerdotes y comunidades misioneras han desarrollado “acciones concretas de misericordia” con las periferias: reclusos, ancianos, huérfanos, pobres, enfermos, niños, jóvenes, desplazados.
“Al peregrinar al encuentro de nuestros hermanos más necesitados, podemos vivir con ellos una lectura orante de la Palabra, una celebración eucarística, una conversación en el espíritu”, explicó Joaquín Humberto Pinzón, obispo de Puerto Leguízamo-Solano y presidente de la Comisión episcopal de vida consagrada y sociedades de vida apostólica.
Vivir la esperanza
Joaquín Humberto Pinzón, presidente de la Comisión episcopal de vida consagrada y sociedades de vida apostólica
Por eso, la Iglesia acogió el llamado del papa Francisco de ser “peregrinos de esperanza, por el camino de la paz”, que es un anhelo de “la inmensa mayoría de los colombianos” de comunidades rurales y urbanas que “claman por la reconciliación y la justicia social”.
“Esta invitación nos llega como una luz en medio de las tinieblas, especialmente en un contexto donde la incertidumbre y la desesperanza parecen ganar terreno”, añadió el prelado.
El Jubileo de la esperanza será el momento propicio para poner en práctica estas actitudes cónsonas con el anuncio del Evangelio para seguir “el ejemplo y el mandato de Cristo”, sobre todo que “el Espíritu Santo despierte en nosotros la bienaventuranza y la esperanza en la venida de su Reino”.
Este 2 de febrero – con la Jornada mundial y el Día de la vida consagrada – se tiene previsto realizar eucaristías “en comunión con todo el pueblo de Dios, con el deseo de contribuir a la búsqueda y construcción de la paz, la justicia, la fraternidad, la amistad social y demás valores humanos y cristianos”.