El papa Francisco está convencido de que el “valiente compromiso” de los periodistas y comunicadores se torna en “indispensable para poner en el centro de la comunicación la responsabilidad personal y colectiva hacia el prójimo”. Así lo comparte en el Mensaje para la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebrará el próximo 1 de junio bajo el lema ‘Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones’. La Santa Sede ha dado a conocer el documento hoy, justo en la antesala del jubileo de los comunicadores que se celebrará este fin de semana.
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El Papa es consciente de que vive en un momento “marcado por la desinformación y la polarización, donde pocos centros de poder controlan un volumen de datos e informaciones sin precedentes”. Frente a un tiempo que denomina como “turbulento”, insta a promover una comunicación que no genere “miedo y desesperación, prejuicio y rencor, fanatismo e incluso odio”.
Como un puñal
“Muchas veces se usa la palabra como un puñal”, apunta el Pontífice en el texto, que lamenta que se manipule a la opinión pública a través de “informaciones falsas o deformadas hábilmente para lanzar mensajes destinados a incitar los ánimos, a provocar, a herir”. Con este punto de partida, reivindica la necesidad de “desarmar” la comunicación, “de purificarla de la agresividad”, frente a la tentación de buscar enemigos “para autoafirmarse”.
En concreto, el Obispo de Roma llega a condenar “las guerras verbales en las redes sociales”, pero también alerta de la dispersión que genera la comunicación digital, que deviene en “una especie de atomización de los intereses”.
Virtud escondida
Como antídoto, presenta la esperanza como “una virtud escondida, constante y paciente” que no debe ser “una elección opcional”, sino una “condición imprescindible” para el profesional de los medios.
“La comunicación de los cristianos —pero también diría que la comunicación en general— debería estar entretejida de mansedumbre, de proximidad, al estilo de los compañeros de camino, siguiendo al mayor Comunicador de todos los tiempos, Jesus de Nazaret”, reflexiona el Pontífice latinoamericano.
Apertura y amistad
Para el Papa, la hoja de ruta pasa por no “suscitar reacciones pasionales de aislamiento y de rabia”, sino “actitudes de apertura y amistad”, además de “reconocer la dignidad de cada ser humano y cuidar juntos nuestra Casa común”. “Sueño con una comunicación que no venda ilusiones o temores, sino que sea capaz de dar razones para esperar”, comparte el Papa en su escrito.
Es más, Francisco aterriza con una serie de pautas concretar para “intentar practicar una comunicación que sepa sanar las heridas de nuestra humanidad”, dando voz y esperanza a “las madres que rezan cada día para ver a sus hijos regresar de las trincheras”, así como a “los niños que logran jugar, sonreír y creer en la vida incluso entre los escombros de las guerras y en las calles pobres de las favelas”.