El Papa y la líder radical: más allá de las diferencias

El Papa y la líder radical: más allá de las diferencias

Hay que ver bien la foto que publicamos en esta página. En ella encontramos a una líder de tendencia radical, una mujer curtida en mil batallas como la del divorcio, del aborto, de los derechos de las minorías o de la libertad sexual. Y en esta fotografía también encontramos al Pontífice, el jefe de una Iglesia que se ha opuesto a muchas de esas batallas. Y que, muchas veces, ha basado su existencia en principios y batallas contrapuestas. Ambos están sentados en sendas sillas de ruedas. Él ha ido a verla con una caja de bombones y un ramo de rosas. Hablan y sonríen en una terraza bajo el sol romano. Esta foto nos dice más sobre la Iglesia de Francisco que muchos artículos, libros, análisis y entrevistas.



Nos habla de una Iglesia que acoge y ama también a quienes son diferentes de ella. También a aquellos que, según los cánones actuales, deberían ser considerados enemigos. ¿Y quién podría considerarse más alejado del camino de la Iglesia que la líder radical Emma Bonino? Nos habla de una Iglesia que distingue entre personas e ideas –entre el pecado y el pecador, como se solía decir– y que abraza y estima a quienes “pecan”, incluso cuando luchan por lo que piensan. Nos habla de una Iglesia que antepone a las personas, su corazón, su inteligencia y su compromiso. Las ideas son importantes, pero vienen después. Después de la acogida y la apertura del corazón y de la mente. Y en ningún caso pueden empañar el amor y la estima.

Lo que nos ofrece esta foto es un mensaje importante y, sobre todo, inédito. En un mundo en el que el odio parece prevalecer sobre el amor y la guerra sobre la paz, en el que las divisiones han encontrado un terreno fértil y prolífico en las redes sociales y en el que el otro o la otra que no piensa tan como tú se considera un rival o enemigo, la imagen de Emma y Francisco indica un camino y un mundo diferente. Una forma de vivir y de pensar capaz de ir más allá, de comunicar pese a todo.

Sonreír

No sabemos qué se contaron Emma Bonino y el Papa. Si hablaron de lo que los divide o de lo que los une. De lo que sucede en el mundo o en sus vidas. Seguro que tenían muchos temas para comentar. Pero lo más importante no es tanto lo que se dijeron, como lo que nos dicen a nosotros que los miramos. Es posible no pertenecer a la Iglesia y aun así escuchar y apreciar sus mensajes. Es posible ser creyente y mirar con interés y participación las ideas de quienes no son parte de la Iglesia. Y, sobre todo, tal y como demuestran Emma y Francisco, todavía podemos sonreír juntos.


*Reportaje original publicado en el número de diciembre de 2024 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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