Entrar al Vaticano sin permiso no es una buena idea. Según un nuevo decreto, saltarse la norma puede conllevar a costosas multas e incluso la pena de prisión. Pero la regulación también se aplica a otros tipos de cruces fronterizos.
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Y es que, desde el 19 de diciembre de 2024, la Santa Sede ha implementado un decreto que endurece significativamente las sanciones para quienes intenten cruzar ilegalmente la frontera del Vaticano. Estas nuevas medidas incluyen multas que oscilan entre los 10.000 y los 25.000 euros, además de penas de prisión que pueden variar de uno a cuatro años.
Proteger la Ciudad del Vaticano
El decreto, firmado por el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, refleja una respuesta clara a la creciente necesidad de seguridad en este pequeño pero influyente Estado.
El decreto no solo aborda los cruces fronterizos terrestres, sino también los vuelos no autorizados sobre el espacio aéreo del Vaticano, así como el uso de drones. La normativa específica que incluso los vuelos operados desde fuera del Vaticano, pero que invadan su espacio aéreo, serán considerados una violación grave de la seguridad.
Contexto y antecedentes
El aumento de las sanciones parece estar relacionado con un incidente ocurrido en mayo de 2023, cuando un hombre logró atravesar la Puerta de Santa Ana con su coche y fue detenido únicamente en el Patio Dámaso, en el corazón del Palacio Apostólico. Este episodio subrayó las vulnerabilidades de la seguridad en el Vaticano y la necesidad de medidas más estrictas para evitar incidentes similares.
La seguridad en el Vaticano está garantizada por la Gendarmería Vaticana y la Guardia Suiza, que trabajan en colaboración pero bajo estructuras de mando separadas. En los alrededores, la Plaza de San Pedro y sus inmediaciones están protegidas por la policía romana y los carabineros italianos, quienes aseguran el orden público y protegen al Papa.
Implicaciones de las nuevas medidas
Las nuevas sanciones envían un mensaje contundente sobre la importancia de respetar las fronteras y la soberanía de la Ciudad del Vaticano, un territorio que, a pesar de su reducido tamaño, es un centro espiritual y diplomático global.
Con estas medidas, la Santa Sede busca disuadir acciones que puedan comprometer la seguridad y tranquilidad de su territorio, especialmente en un mundo donde los desafíos tecnológicos y las amenazas transnacionales son cada vez mayores.