El papa Francisco ofreció un cálido saludo a la comunidad del Colegio Sacerdotal Argentino en Roma durante una audiencia celebrada hoy, 16 de enero, en el Palacio Apostólico del Vaticano. En su mensaje, el Pontífice destacó el sacrificio y la dedicación inherentes a la vocación sacerdotal, evocando la figura del argentino San José Gabriel del Rosario, el “Cura Brochero” como inspiración para los presbíteros.
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Francisco inició su intervención expresando que le habría gustado celebrar la misa con los sacerdotes y compartir un asado, una tradición argentina que simboliza el sentido de comunidad. A partir de esta conexión, el Papa centró su reflexión en el ejemplo del “Cura Brochero”, conocido por su entrega incondicional a los pobres y su incansable labor pastoral en las zonas más remotas de Córdoba, Argentina.
El Pontífice recordó que Brochero, montado en su mula, recorría kilómetros para llevar los sacramentos y predicar los ejercicios espirituales. Esta dedicación era reflejo de lo que Francisco denominó una “vocación sacerdotal asumida con firmeza”, que es el proyecto de Dios al que tienen que aspirar los sacerdotes.
La esencia de la vocación sacerdotal
El Papa subrayó la importancia de comprender que la vocación no es una simple tarea, sino el resultado del amor de Dios hacia cada persona: “La vocación es el proyecto de Dios en nuestra vida, lo que Dios ve en nosotros, lo que mueve su mirada de amor, el amor que Él nos tiene y en este radica nuestra verdadera esencia”.
Inspirado en Brochero, Francisco instó a los sacerdotes a trabajar “en el bien del prójimo hasta el último momento de la vida”, gastándose y desgastándose por el Evangelio. Además, citó la metáfora de los pumas usada por el santo argentino, quienes combaten tumbados cuando ya no pueden pelear de pie, para ilustrar la necesidad de cuidar la vida interior con humildad: “Estar ‘tumbados’ representa la humildad, pues ‘parados’ en nuestra soberbia somos más vulnerables”, ha dicho el Papa a los presbíteros.
Fraternidad y compromiso misionero
Francisco destacó la fraternidad sacerdotal como un elemento fundamental de la vida de un presbítero. Animó a los sacerdotes a fortalecer su relación con el obispo, combatiendo juntos, “codo a codo”, y a fomentar la cercanía y el apoyo mutuo entre ellos, compartiendo tanto la vida material como la espiritual y apostólica. “Con los hermanos sacerdotes, Brochero compartía cuanto tenía, invitándolos a corregirlo con confianza y pidiéndoles llevar una vida de piedad profunda.”
El Papa recordó que Brochero nunca dejó de celebrar la Eucaristía, incluso en las condiciones más difíciles. Pasaba noches al aire libre esperando que los habitantes del rancho despertaran para no molestarlos, una actitud que Francisco calificó como un “sacrificado respeto por el misterio eucarístico”, que hablaba más que cualquier palabra elocuente.
Una historia de formación
El Colegio Sacerdotal Argentino, ubicado junto a la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, se creó formalmente en 2002 y ha sido un lugar de formación para sacerdotes de todo el mundo. Bajo la dirección de la Conferencia Episcopal Argentina, su objetivo es brindar formación académica y espiritual para fortalecer la misión pastoral de los presbíteros. Desde su fundación, ha formado a casi un centenar de sacerdotes, de los cuales siete han sido nombrados obispos, consolidándose como un espacio clave para la preparación del clero.
El Papa concluyó su mensaje animando a los sacerdotes a seguir el ejemplo del “Cura Brochero”, abrazando con humildad y entrega su vocación, cuidando la vida interior, fortaleciendo la fraternidad y, sobre todo, desgastándose por el Evangelio.
