Benedicto XV y Francisco: dos papas criticados por defender la paz

El Papa ha recibido numerosas críticas por pedir la “negociación” para poner fin al conflicto en Ucrania

Han sido numerosas las críticas que han recibido las palabras del papa Francisco al abogar, en una entrevista, por una paz negociada en la guerra ruso-ucraniana. Sin embargo, al hacerlo, tal como señala Katholisch, está siguiendo una larga tradición del Vaticano.



De hecho, León XIII (1878-1903) fue el primero de los llamados papas diplomáticos. Según el historiador eclesiástico de Augsburgo, Jörg Ernesti, que publicó en 2022 el libro ‘Peace Power – The Vatican Foreign Policy since 1870’, el compromiso del Vaticano con la paz mundial nace con León XIII. 

Su sucesor, Benedicto XV, se vio particularmente cuestionado. Elegido apenas unas semanas después del inicio de la I Guerra Mundial, según Ernesti, se esperaba que el noble italiano interviniera diplomáticamente para limitar y poner fin al conflicto. Y, si bien insistió desde el principio en la imparcialidad de la Santa Sede, ya que “Cristo murió por todos los hombres”, en su primera carta tras asumir el cargo pidió la paz.

Asimismo, en los primeros años de la guerra, el noble Papa se centró en aliviar el sufrimiento de todos los bandos mediante el intercambio de prisioneros y la atención a los heridos. De esta manera se produjo, por primera vez, la colaboración entre la Santa Sede y  la Cruz Roja Internacional.

Trabajo por la paz

En 1917, los combates se habían convertido en una guerra de trincheras en la que murieron cientos de miles. Cuando fracasó un intento de negociaciones secretas entre Alemania y Francia a través de la mediación del Vaticano, el Papa dirigió a los estados beligerantes una nota de paz: “Des les debuts” (Desde los inicios).

“Recurramos a propuestas más concretas y prácticas e invitemos a los gobiernos de los pueblos beligerantes a ponerse de acuerdo sobre los siguientes puntos, que son las bases de una parece ser una paz justa y duradera”, escribía Benedicto XV. De esta manera, propuso el desarme general y la evacuación de los territorios ocupados, es decir, el retorno al estatus inmediatamente anterior a la guerra. Así, quedaría en manos de un tribunal de arbitraje internacional el resolver las cuestiones territoriales en disputa.

La Nota de Paz se convirtió más tarde en un texto clave para el movimiento católico por la paz, pero no tuvo efecto durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, incluso después de la guerra, Benedicto XV continuó sus esfuerzos por una paz justa. En 1920 publicó la encíclica ‘Pacem Dei munus pulcherrimum’ (La paz, don más hermoso de Dios), la primera encíclica sobre la paz.

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