El estreno de Argüello y Cobo: un abrazo a las víctimas de abuso y la promesa de una reunión

El presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello y José Cobo, saludan a las víctimas de abuso

El primer gesto de los nuevos presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española ha sido saludar a las víctimas de abusos apostadas desde ayer a las puertas de la sede de la Casa de la Iglesia. Antes de comparecer ante  los medios de comunicación, Luis Argüello y José Cobo se acercaron a la entrada del edificio donde se encontraban siete víctimas de la pederastia eclesial que protestaban por la falta de “medidas concretas” para una reparación integral.



¿Habéis pasado mucho frío?”, preguntó en tono distendido Cobo ante el grupo que logró arrancar de los dos arzobispos el compromiso de una próxima reunión conjunta. Paula, una víctima de la Iglesia en Valladolid, llegó a derramar algunas lágrimas durante el encuentro cuando Argüello le saludó. “Le conozco desde mi infancia y conoce a mi familia. No estaba segura de que me fuera a reconocer, pero sí lo ha hecho”, explica emocionada.

Recoger las reivindicaciones

“Hemos querido recoger la protesta, pero recoger una línea que lleva la Iglesia española durante estos años, nos hemos esforzado y estamos en ello, en la transparencia y en cambiar nuestra cultura para poner en la centralidad a las víctimas y no tanto en los números”, defendió el cardenal de Madrid en el encuentro inmediatamente posterior con los periodistas. “Hemos escuchado lo que nos tenían que decir y seguimos reuniéndonos con ellos”, añadió Cobo.

Más allá del encuentro con las víctimas, Argüello y Cobo expusieron cuáles van a ser las líneas de acción de su trabajo en los próximos cuatro años. “Evidentemente no tenemos otro programa que lo que la comunión que los obispos vamos diciendo, por eso no hacemos campaña ni nos representamos de manera distinta”, expuso el nuevo presidente del Episcopado. En esta misma línea, respaldó esa llamada a la unidad que hizo ayer el ya ex presidente del Episcopado, Juan José Omella. “Somos de un único bando, el bando del Evangelio y del Reino de Dios”, sentenció.

Un líder futbolero y reflexivo

Sobre su perfil más personal, Argüello desveló su pasión por reflexionar “sobre los desafíos culturales”. “Me gusta el fútbol y me gusta leer, a lo que se suma la foro es de un apasionado por el Evangelio”.  Sobre las futuribles relación con el Gobierno, Argüello dijo que tendrá lugar desde “una colaboración leal, respetuosa y crítica” con el bien común como referente.

“Nos incorporamos a un tren que está en marcha, la Conferencia Episcopal ya tiene líneas de trabajo y es bonito recoger todo lo que se ha hecho antes porque es la vida de esta comunidad”, apuntó Cobo, con la vista puesta en la necesidad de “ser facilitadores en los tiempos que corren”. “Nuestro servicio tiene que ver con eso: posibilitar que la gente se encuentre y esa comunión de adentro hacia afuera se pueda ejercer en lo concreto”, apostilló.

Servir juntos

“Seamos capaces de servir, servir juntos a la comunión y a lo que tiene que ser la convivencia con nuestros hermanos aquí en España, servir a que la Iglesia dialogue amigablemente con nuestro mundo, ayudar y ayudarnos todos a escuchar, aprender y mostrar pautas de esperanza en temas determinados para ver dónde está la luz y dónde aportar luz”, desarrolló el cardenal de Madrid.

En esta misma línea, Luis Argüello explicó que se busca “trabajar desde la colegialidad de los obispos de España, la vinculación con el obispo de Roma y alentar que todo el Pueblo de Dios camine unido en eso que estos años se llama sinodalidad”. Para hacerlo posible, el nuevo líder de la Iglesia española considera que resulta “necesario hacer un ejercicio de escucha de las personas de nuestra sociedad, nos preocupan las situaciones de pobreza de corazón, de soledad, de pobreza afectiva y cómo no, de pobrezas materiales, que en nuestra nación tienen rostros significativos: los jóvenes con dificultades para encontrar trabajo y contar matrimonio o la realidad de aquellos que están viniendo de otros lugares del mundo, migrantes que deambulan por nuestras calles”.

En este sentido, plantó que “podemos ofrecer la defensa de la dignidad sagrada de toda vida humana, como una llamada al ejercicio del bien común”. “Se trata de llevar la Buena Noticia del Evangelio desde una regeneración ética en medio de un cambio de época”, compartió justo después.

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