Los curas villeros reafirmaron su fidelidad y solidaridad hacia el Papa y los pobres

  • Criticaron fuertemente al candidato presidencial Javier Milei por sus agresiones al Pontífice
  • Se preguntaron si alguien con ese desorden emocional puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar ni insultar

Los curas de las villas y barrios populares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de Gran Buenos Aires, y de distintas provincias realizaron hoy una misa en apoyo al papa Francisco y a los pobres que viven en el país, en el día de la Solidaridad en el que se recuerda a la Madre Teresa de Calcuta.



Estaban presentes los vecinos del barrio y los sacerdotes que desarrollan su tarea pastoral en los barrios populares. También acompañaron el acto funcionarios del gobierno y dirigentes de distintos sindicatos y organizaciones de base y eclesiales. La Eucaristía fue presidida por encabezados por el obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario general de la arquidiócesis, Gustavo Carrara, quien estuvo acompañado por el auxiliar de Buenos Aires, Alejandro Giorgi y el emérito de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín.

En la homilía, el referente de los Hogares de Cristo, Pepe Di Paola mencionó que el ataque no es solo contra la persona del Papa, sino contra las raíces de nuestra fe y del humanismo, y en clara alusión a los principios del partido ‘La Libertad avanza”, indicó que “la libertad no consiste solo en hacer lo que beneficia al individuo, sino también en considerar el bienestar del prójimo”.

“Expresamos nuestro más enérgico repudio a distintas manifestaciones del candidato… Javier Milei, que afectan a la persona del papa Francisco, que pasan desde agresiones vulgares impropias de quien busca representar nuestro país hasta conceptos mentirosos sobre las ideas del Papa tachándolo de comunista…, hablando con desprecio de lo que significa la figura del sucesor de Pedro, afectando la sensibilidad de la grey católica y de quienes lo estiman”, expresaron los sacerdotes en una declaración.

Luego mencionaron distintos tuits el los que, desde 2017  el político se refiriéndose a Francisco, acrecentando sus agravios y atravesando todas las fronteras del odio. Recordaron que ellos mismos, en el 2018 y en junio del 2019, indicaban que el Papa no hace más que actualizar la doctrina social de la Iglesia y el Magisterio de sus predecesores.

Luego, añadieron con firmeza: “Uno se termina preguntando si alguien con ese desorden emocional, que no puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar e insultar, puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira”.

Fraternidad y amistad social

El equipo de curas villeros aclaró que han elegido este lugar, sagrado para la gente de los barrios populares, que en 1997 recibió a la Virgen de Caacupé en la villa 21-24 del barrio de Barracas. Quien acompañaba la manifestación desde la Plaza de Mayo era justamente “nuestro obispo Jorge Bergoglio con su poncho y su rosario, acompañando al pueblo villero“.

Luego, afirmaron que ellos, que viven en los barrios, valoran la presencia del Estado frente a necesidades muy básicas: un centro de salud con sus enfermeros y médicos entre los vecinos; el acceso a la escuela estatal o parroquial para los chicos y adolescentes; el apoyo de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) en la pelea cotidiana de miles de jóvenes que se recuperan de las drogas, tarea abnegada de los Hogares de Cristo.

Reafirmaron las palabras del Papa, quien asegura que la mejor política es la que se pone al servicio de la fraternidad y la amistad social; que no hay verdadera libertad sin fraternidad, y que necesitamos construir paz, diálogo e inclusión.

En el texto leído también manifestaron “Optamos por una política que busca el bien común, teniendo en el centro a la persona humana. Creemos que endiosar el mercado lleva a la deshumanización a través del olvido de los más débiles. Si sólo despertás leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos. En la ley de la selva, solo ganan los más fuertes”.

Crecer en integración

Creen que los barrios se organizan en la clave de la comunidad, y el Estado acompaña el crecimiento y su desarrollo, con inteligencia. Sin embargo, criticaron a los dirigentes que parece que “la amnesia se apoderó de muchos” que no recuerdan los niveles de desamparo de la crisis del 2001. En aquel tiempo, junto a los vecinos fueron construyendo la esperanza de los barrios.

Los curas villeros denunciaron la ausencia del Estado, porque la han vivido y sufrido con sus más tremendas consecuencias. En aquellas épocas, todas las semanas, “enterrábamos un pibe a causa de la exclusión, con ausencia de oportunidades y presencia indiscriminada de armas de fuego”.

Luego, estimaron la presencia del Estado en los centros de salud y las escuelas, y afirmaron que fue muy esperanzador entender el valor de los programas sociales y las cooperativas y la posibilidad del trabajo comunitario. Estas historias, en 20 años, tuvieron éxito cuando el Estado empezó a acompañar la agenda de los barrios y poner recursos con convicción en las inmensas mayorías desclasadas.

Los más de 50 sacerdotes firmantes de esta declaración aseveraron: “Con dolor, vemos que la clase dirigente se alejó mucho de la vida cotidiana de los pobres. Es fundamental que se acerquen, reconozcan los errores y los corrijan”. Y propusieron, como una urgente necesidad, crecer en la integración socio urbana de las villas con justicia social que se traduzca en salud, educación, alimentación, acceso al deporte, trabajo y seguridad integral para los barrios.

Finalmente, a 40 años de la recuperación de la democracia, invitaron a todos a no dejarse llevar por el ‘no te metás’ o el ‘sálvese quien pueda’, y manifestaron un deseo aprendido del papa Francisco: “queremos ser buenos samaritanos en la comunidad argentina”.

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