Luciano Eusebi: “La religión ha sido utilizada para sustentar concepciones vengativas de la justicia”

jurista

En los últimos años, el enfoque cristiano de la pena ha ido recuperando, en palabras del Papa Francisco, la visión de una “justicia humanizadora, genuinamente reconciliadora”. Sin embargo, no siempre ha sido así. De hecho, a lo largo de los siglos, la equiparación entre pecado y crimen ha convertido muchas veces a la Iglesia en un juez inflexible frente a los transgresores.



Sobre todo, si eran mujeres. Sobre la relación entre catolicismo y justicia versa ‘La Iglesia y el problema de la pena’ (Scholé) de Luciano Eusebi, jurista de la Università Cattolica y uno de los pioneros en Italia en el estudio de la justicia restaurativa.

PREGUNTA.- La Iglesia ha sido vista durante mucho tiempo como la garante de la administración de justicia en clave punitiva. ¿Por qué razón?

RESPUESTA.- Desgraciadamente, la religión ha sido utilizada durante siglos para sustentar concepciones vengativas de la justicia, basadas en la supuesta correspondencia entre la gravedad objetiva del delito y el entidad de la pena. Por tanto, la Iglesia no ha sido capaz de enarbolar un modelo diferente de justicia: no se responde al mal con un mal análogo al pecado o al crimen.

Actuar de esta manera no cura en absoluto el mal hecho, sino que repite su lógica, y no lleva a cambiar a quienquiera que haya sido el autor. En esta visión, muchas veces, el reo como sujeto débil, –pensemos también en los antiguos procesos contra las mujeres–, terminó representando el chivo expiatorio simbólico para demostrar a la sociedad la eficiencia de la justicia.

Antiguo testamento

P.- ¿Cómo ha llegado la Iglesia a concebir una justicia diferente?

R.- Ya en el Antiguo Testamento, la justicia divina es fuente de salvación: Dios va en busca de quien experimenta el fracaso de haber hecho el mal y le muestra un camino de vida. Y con Jesús todo cambia por completo: la justicia de Dios consiste en la fidelidad al bien incluso frente al mal. Es el amor testimoniado por Jesús hasta la cruz el que salva al ser humano. Esta visión auténticamente cristiana de la justicia se ha vuelto a hacer perceptible, sobre todo, a través del Jubileo de la Misericordia y con el magisterio de los últimos Papas.

P.- ¿Cómo mira ahora la Iglesia a las personas encarceladas, sobre todo, a las mujeres?

R.- El enfoque primordial es el reparador. Hay verdadera justicia cuando quien transgrede la ley se responsabiliza del delito cometido y cambia de vida. Es una perspectiva muy cercana a lo femenino. Una de las peculiaridades de esta radica en no reconocer como propia la imagen de una justicia en la figura de una mujer empuñando una espada. Y en construir una nueva, que teja redes en vez de dividir.


*Entrevista original publicada en el número de mayo de 2023 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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