Obispos colombianos se reúnen en Cartagena para ‘oxigenar la paz’

26 prelados fueron convocados para seguir buscando soluciones, porque “la Iglesia tiene un proyecto de paz que está más allá de lo que pueda proponer un gobierno de turno”

La grave situación del conflicto armado en Colombia tiene a varias regiones del país sumidas en una crisis humanitaria, por ello, los obispos han convocado un encuentro en Cartagena, costa Caribe, para oxigenar la paz e “identificar, a la luz del Evangelio, criterios y estrategias de acción pastoral que le permitan continuar dando respuestas efectivas y unificadas ante esta realidad”.



26 prelados de las regiones afectadas por la violencia armada fueron convocados para seguir apostando a la paz. Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia de obispos, señaló “este es un encuentro de esperanza y que la guerra y el conflicto no pueden pasar por encima de ella”.

“El Señor nos sorprenderá y nosotros nos dejaremos sorprender. Nos iluminará y nos mostrará los caminos que debemos seguir. Queremos permanecer reunidos en el riesgo maravilloso de la escucha”, apuntó.

También convocaron a representantes de Cáritas Colombia, brazo social de la Iglesia, como a la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) y la Oficina de Relaciones Iglesia-Estado de la CEC (RIEC), junto a un representante de la Conferencia de Religiosos, miembros del equipo de Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de Estados Americanos (OEA).

La paz, tarea de todos

Rafael Castillo, director de Cáritas Colombia, ha indicado que en este espacio han analizado “la urgencia de que todos los actores logren entender que la paz no es solo ausencia de conflicto, sino la creación de un contexto local y nacional de progreso y desarrollo garantizado, donde los derechos y los deberes sean marcos de referencia, y donde la justicia económica, política y social estén garantizadas”.

Mientras que Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha y presidente de Cáritas Colombia, señaló que “las reflexiones y encuentros sostenidos allí los llevarán a concretar una agenda renovada para el trabajo por la paz y reconciliación en el país”.

“La Iglesia tiene un proyecto de paz que está más allá de lo que pueda proponer un gobierno de turno y nosotros no nos limitamos solo a la paz social y territorial, sino que la paz nuestra empieza en el corazón de la persona, en la familia, en la escuela, en ambiente de trabajo, entre los vecinos”, añadió.

Un trabajo que los obispos vienen perfilando desde hace tiempo y sistematizaron en el documento ‘Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz’, el cual contiene criterios basados en la no violencia y la protección de la dignidad humana, porque “apostamos por el diálogo, creemos que este esfuerzo de paz sea muy identificado. La Iglesia trabaja con otros actores, pero tiene independencia, tiene una autonomía y una identidad propia”.

El mandamiento del amor

El cierre del encuentro culminó con una eucaristía que precedido Rueda. Para el primado de Colombia “ante la violencia, la discordia y la división; el amor” y, sobre todo, discernir qué es que el Señor “quiere y espera de parte de la Iglesia, no solo de los consagrados, sino de todo el pueblo de Dios”.

“El mandamiento central es la respuesta de lo que Dios quiere de nosotros, Dios quiere que lo amemos y que nos amemos”, ha dicho, toda vez que recalcó que a pesar de la incertidumbre, las heridas y el temor “no hay que abandonar el país y tampoco perder la fe y la esperanza por un mejor presente y futuro”.

Por ello, ha pedido a los colombianos meditar sobre tres aspectos:  1. Reconocer y afianzar nuestra certeza de que Dios nos ama y que ha enviado a su hijo para salvarnos. 2. Proponernos que ese amor que recibimos de Dios se traduzca en amor al prójimo y que nos ayude a hacernos más cercanos. 3. Seguir anunciando el reino de Dios.

Foto: CEC

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