Jesús Rico: “Entre los curas jóvenes hay resistencias al Papa”

Obispo de Ávila

El adelanto electoral le ha tocado de lleno. Primero, porque su nombramiento se hizo oficial una hora después del anuncio de Pedro Sánchez. Además, le ha obligado a cambiar la fecha de su ordenación episcopal, prevista para el 22 de julio. “No nos pareció prudente celebrarla un día antes de las elecciones y la hemos adelantado al 15 de julio.Es mejor no mezclar ambas convocatorias, lo pastoral por un lado y lo político por otro”.



Con esta serenidad, Jesús Rico prepara las maletas para mudarse a Ávila. El actual rector del Pontificio Colegio Español en Roma llega a la tierra de Teresa de Jesús, tras una vida volcada en la formación de seminaristas y curas, y haber dirigido la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús.

PREGUNTA.- El Papa le ha castigado sin vacaciones porque arranca su pastoreo en verano…

RESPUESTA.- ¡Y lo asumo con mucha paz! Cuando me llamó el prefecto para los Obispos, Robert Francis Prevost, y me comunicó la noticia, le dije: “¡Pero si tengo 68 años!”. Me insistió en que el Papa estaba muy interesado en que fuera yo el obispo de Ávila. En ese momento me acordé de santa Teresa y de su himno: “Nada te turbe, nada te falte…”.

P.- ¿Llega para quedarse? Porque los abulenses se quejan de que a José Mª Gil Tamayo se lo llevaron demasiado pronto…

R.- Confío en que Ávila sea mi primer y último destino. Ni por asomo pienso que me manden a otro sitio. Estoy para servir a Ávila a tiempo completo.

Un ‘palo’ para la institución

P.- ¿Qué le dan al Papa los operarios para que haya nombrado tres obispos en nueve años?

R.- Que quede claro que el Papa no es operario, es jesuita. Más allá de la broma, de alguna manera es un reconocimiento a la Hermandad y a su labor. A la vez, es un ‘palo’ para la institución, porque ahora tiene que buscar rector en Roma, y no se improvisa tan fácilmente.

P.- Especialista en pastoral vocacional. Habrá quien le pedirá que llene el seminario…

R.- El seminario no lo lleno yo. El Señor es el protagonista de la misión y yo intentaré sembrar lo que se pueda, animar y ser testimonio como cura que vivo mi vocación con alegría. El seminario, que siempre es la niña de los ojos de todo obispo, lo llevo en el corazón porque he sido muchos años formador en Zaragoza, Salamanca, México…

P.- ¿Alguna fórmula mágica para ‘pescar’ vocaciones?

R.- No la hay. Tenemos que ser mediadores para que esa llamada de Dios la puedan escuchar los jóvenes. El problema no es que el Señor no llame, sino que en este mundo tenemos los oídos taponados.

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