Obispos chilenos dan a conocer las Orientaciones Pastorales 2023 – 2026

Con un ‘marco inspirador’ entregan 4 orientaciones frutos de un largo proceso de discernimiento participativo

Sergio Pérez de Arce

“Anunciar a Jesucristo caminando juntos” es el título del documento de 32 páginas que tiene fecha en la fiesta de Pentecostés, aunque ha sido dado a conocer este viernes. Compuesto de 3 capítulos, los 2 primeros ofrecen el contexto eclesial y social y un marco inspirador, para entregar las 4 orientaciones en el tercero.



En su presentación, Sergio Pérez de Arce, obispo de Chillán y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), dice que “estas orientaciones no se pueden comprender sin los procesos de participación y discernimiento eclesial que hemos vivido desde fines de 2018, y que hemos experimentado y asumido como un único y gran proceso para buscar la voluntad de Dios y renovarnos en la misión”. Agrega que el texto con frecuencia cita documentos, encuentros y otras experiencias de este período.

Desafíos desde la crisis eclesial

El secretario general señala que “ha sido parte de nuestro empeño por enfrentar los desafíos planteados por la crisis eclesial a causa de los abusos, pero también los retos que el encuentro con otras realidades nos ha suscitado”, lo que se profundiza en el documento al analizar el caminar eclesial de los últimos años y recuerda las Orientaciones Pastorales 2014-2020 en las que se proponía como desafío prioritario, junto a la urgencia de renovar nuestra experiencia de fe, “entrar en un proceso de conversión pastoral”.

“Lamentablemente, la realidad de los abusos en contexto eclesial nos mostró que esa renovación estaba lejos de consolidarse y ‘que existían situaciones que no sabíamos ver y escuchar’”, dice el documento de los obispos chilenos citando la “Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile”, del papa Francisco enviada en 2018. Continúa el documento: “Faltaba mucho para generar una cultura del cuidado que impregnara nuestras formas de ‘relacionarnos, de rezar, de pensar, de vivir la autoridad; nuestras costumbres y lenguajes y nuestra relación con el poder y el dinero’”, dicen los obispos citando nuevamente la Carta de Francisco.

Profundas transformaciones

Además de la realidad eclesial, siempre estas orientaciones han considerado el contexto social, cultural, económico y político del país, con sus luces y sus sombras. Esta vez lo describen diciendo que “la realidad chilena, así como la mundial, ha continuado viviendo en los últimos años procesos de profundas transformaciones sociales, culturales, políticas, etc., que hacen aparecer la imagen de una sociedad en crisis, cambiante, en permanente ebullición. Vivimos un ‘cambio de época’ que no tiene una dirección o planificación ordenada, sino que más bien parece ser un fenómeno plural, heterogéneo y fragmentario. Esto causa gran impacto en la vida de las personas y en la convivencia social, complejizando la acción de las instituciones, desde el Estado hasta las diversas organizaciones intermedias”.

El documento ofrece como texto inspirador el relato de los peregrinos de Emaús y el segundo capítulo desarrolla un marco fundado en ese relato, a través de estos temas: la centralidad de Jesucristo, Pueblo de Dios e igualdad fundamental de todos los bautizados, una Iglesia sinodal, una Iglesia en salida y coherencia en nuestro servicio y testimonio.

Finalmente, el tercer capítulo presenta las 4 orientaciones, cada una enriquecida por contenidos del proceso de discernimiento que antecedió a este documento. Los enunciados de las orientaciones son: animar y fortalecer procesos evangelizadores desde la centralidad de Jesucristo; fomentar relaciones más evangélicas y estructuras más sinodales en nuestra manera de ser Iglesia; vivir nuestra misión profética en medio del mundo en diálogo con la cultura y saliendo al encuentro de los pobres y los jóvenes; y seguir promoviendo en nuestra Iglesia una cultura del cuidado y del buen trato.

Los obispos están conscientes que “ninguno de estos cuatro desafíos es enteramente nuevo. No es la originalidad lo que nos interesa, sino empujar con más determinación cuatro tareas y dinamismos que la misión de hoy nos exige, y que han brotado del discernimiento compartido con tantos hermanos y hermanas que cotidianamente sostienen y llevan adelante la misión de la Iglesia”, afirman en el documento.

Renovados en la alegría y la comunión

El documento concluye agradeciendo a quienes participaron en el prolongado proceso de diagnóstico y luego de discernimiento, en todas las diócesis del país, que llegó a su culminación en la III Asamblea Eclesial Nacional cuyas conclusiones están en la base de estas orientaciones.

El obispo Pérez de Arce concluye su presentación del documento diciendo que “como los de Emaús, también nosotros, discípulos y discípulas del Señor, vivimos momentos de desolación, de fracaso y de tristeza, y tantas veces somos ciegos para reconocer al Resucitado que camina a nuestro lado. Pero Aquel que dio su vida por nosotros, lleno ahora de vitalidad sobrenatural y especialmente cercano en su Palabra y en la Eucaristía, nos vuelve a renovar en la alegría y en la comunión, para que lo anunciemos como el Camino, la Verdad y la Vida. Que su Espíritu nos aliente, consuele y nos abra caminos de misión que estemos dispuestos a seguir con generosidad”.

En los 50 años que la iglesia chilena ha coordinado su labor en el país con orientaciones pastorales entregadas por la Conferencia Episcopal, muchas diócesis las toman como inspiración para elaborar sus propias orientaciones diocesanas, lo que podría ocurrir también ahora.

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