El mensaje de Jorge García Cuerva a la comunidad de Río Gallegos

“En este mensaje, quiero darles gracias: gracias porque aquí, en la diócesis del fin del mundo, fui aprendiendo a ser obispo diocesano junto al pueblo, soñando juntos un Iglesia hospital de campaña…“. De este modo, Jorge García Cuerva, el nuevo arzobispo de Buenos Aires, envió un mensaje de agradecimiento a la diócesis de Río Gallegos ante la nueva misión encomendada.



En su carta, titulada ‘Las lágrimas son parte del abrazo’, señaló que en los próximos días irán compartiendo los sentimientos que van surgiendo en nuestros corazones ante esta nueva misión que le confía la Iglesia, “pero con la certeza de escuchar profundamente la voz del Señor que nos dice: ‘No tengan miedo’ (Mt 17, 7)”.

Desde la diócesis “del fin del mundo” quiso dar gracias porque allí fue aprendiendo a ser obispo junto al pueblo. Y aludió a las palabras del papa Francisco: “La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón”.

Iglesia en salida

El obispo sureño animó especialmente a “los cambios, dejamos que el Señor nos despierte, que ‘nos pegue’, en palabras de Francisco, un sacudón en nuestra modorra y nos libere de la inercia y del ‘siempre se hizo así’”.

También dijo gracias porque más allá del clima pudieron encarnar la Iglesia en salida, saliendo al encuentro de los que no están y de los más alejados; involucrándose con la realidad y  acompañando a los que sufren, “porque ‘Cáritas somos todos’; y celebramos la vida con alegría y pasión, a pesar de tantas dificultades”.

“Mantengan siempre viva esa alegría y las ganas de compartir la Buena Noticia del Evangelio con todos, sin excluir a nadie”, pidió. Y continuó: “Sigan soñando, no se dejen paralizar ni por el miedo ni por ‘la fiaca espiritual’; Jesús camina con nosotros, y como nos dijo en el Evangelio de la misa del domingo pasado: ‘Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’” (Mt 28, 20).
Finalmente, indicó que hasta julio se irán encontrando para agradecer juntos el tiempo compartido. “Dios los bendiga mucho, y María Auxiliadora, a quien celebramos el jueves pasado, nos siga cuidando. Los quiero mucho”.
Foto: boletín de la diócesis de Río Gallegos
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