Muere en París Jacques Gaillot, el “obispo rebelde” destituido por Juan Pablo II

  • Orillado por los obispos de su país, fue enviado a una diócesis ‘fantasma’ en Argelia sin iglesias ni fieles desde hace siglos
  • ‘Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada’ es el libro en el que contó su historia el prelado que llegó a vivir de ‘okupa’ junto a 300 sin techo

El que fuera obispo de Evreux (Francia), Jacques Gaillot, ha fallecido este miércoles 12 de abril en París a los 87 años de edad. Gaillot fue obispo durante 13 años, de 1982 a 1995, cuando fue destituido de su cargo por Juan Pablo II pues se granjeó una fama de “obispo rebelde”, después de esto se convertiría en el obispo de la desaparecida diócesis de Partenia a la que unió una auténtica comunidad virtual que siguió su pensamiento y reflexiones –mucha antes que las redes sociales lo inundaran todo–.



Rechazo de los obispos

Gaillot, que llevaba varios días hospitalizado debido al cáncer que padecía, nació en 1935 en Saint-Dizier (Haute-Marne) en el seno de una familia conservadora. El servicio militar en Argelia despertó en él un auténtico sentimiento pacifista. Licenciado en teología en la Universidad Gregoriana de Roma, se ordenó sacerdote en 1961. Fue director de los seminarios mayores de Châlons-en-Champagne y Reims y secretario de la Comisión Episcopal para el Clero y vicario general de la diócesis de Langres.

Como obispo se opuso a otros prelados franceses por sus declaraciones contra la energía nuclear o incluso la película ‘La última tentación de Cristo’. También defendió abiertamente el uso del preservativo para luchar contra el sida y fue muy criticado por hacerse presente en medios hostiles con la Iglesia. Así, los obispos franceses promovieron una investigación por parte de la Congregación para los Obispos que acabó con su destitución en enero de 1995. Su negativa a presentar su dimisión impidió que fuera considerado obispo emérito de Évreux por lo que fue transferido a la diócesis de Partenia, una diócesis ‘fantasma’ sin iglesias ni católicos desde hacía siglos, en Argelia. Sus experiencias las contó en el libro ‘Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada.

Apoyo de los fieles

Comunicada esta decisión, más de 20.000 fieles acuden a la última misa del obispo Gaillot en la catedral de Évreux, el 22 de enero de 1995. Por su parte se presentaron 40.000 cartas de protesta en la Nunciatura. El “obispo rebelde” fundaría enseguida la asociación ‘Droits devant!’ para apoyar a los inmigrantes indocumentados y a los gitanos de los suburbios de París. De hecho, vivió como ‘okupa’ un año junto a 300 sin techo. Además mantendría un amplio apostolado en las cárceles y bendecía a parejas de divorciados vueltos a casar o a personas homosexuales.

“No estoy hecho para los honores; siempre estoy del lado de los humildes. La fuerza de una Iglesia son sus vínculos con los excluidos”, repetía habitualmente. En 2015 escribió al papa Francisco, quien le pidió que lo visitara en Santa Marta un gesto de encuentro y reconciliación que agradeció enormemente.

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