Profundizar en la esperanza desde la Escritura hebrea, fin de Elisa Estévez en la 52ª Semana Nacional para la Vida Consagrada. Un objetivo conseguido, pues la profesora de Sagrada Escritura de la Universidad Pontificia Comillas, a través de su ponencia ‘El Pueblo de la promesa y la esperanza (AT)’, ha podido conectar “fe, esperanza y amor”, tres elementos que “se nutren mutuamente”.
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Estévez, durante su alocución, ha mostrado “cómo el Antiguo Testamento ilumina la llamada a ser hoy signos de esperanza; es decir, portadores de sentido, acompañando, compadeciendo, consolando, alentando los brotes de vida que despuntan en cada persona en la historia y en la creación”.
Para la doctora, “desde nuestro presente nos abrimos al diálogo con la Palabra buscando en ella claves de sentido, claves de revelación que nos ayuden a reavivar y ensanchar la esperanza hoy”. “Este es el sentido de hacer memoria”, ha remarcado.
“Mi esperanza está en ti” (Sal 39, 8)
“Quien espera en el Señor cree, confía en él. Y quien cree en el Señor, espera. Los humildes se dejan enseñar por Él y ellos lo siguen con fidelidad”, ha señalado. “La esperanza es para todos y por encima de todos esperar en alguien”, ha rematado.
“Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Sal 42, 2)
“El deseo de Dios es la primera clave para ejercitar y vivir la esperanza, lo que no se desea no se espera y lo que no se espera no puede reconocerse cuando aparece. La esperanza de Dios está como anhelo contacto en cualquier creyente”, ha expresado.
Por otro lado, Estévez ha invitado a “ejercitar la esperanza ahondando el deseo de Dios” y “reordenar los deseos en el deseo de Dios”. Asimismo, y haciéndose eco del lema de la Semana, ha instado a “entretejer itinerarios de esperanza con los otros caminando en justicia y en solidaridad”, tal y como hacia el pueblo de Israel.
