Teresa Sánchez: “Es difícil encontrar rostros que transmitan alegría”

La decana de la Facultad de Psicología de la UPSA reflexiona sobre la crisis de sentido en la 52ª Semana de Vida Consagrada

Teresa Sánchez, decana de la Facultad de Psicología de la UPSA

“Vivimos en una época caracterizada por una melancolía, un ‘tedium vitae’, una falta de alegría. Es difícil encontrar rostros alegres y rostros que transmitan verdaderamente la alegría de tener la oportunidad de vivir y la alegría de tener un deseo entendido como el motor que nos empuja hacia otro destino distinto”. Así lo ha expresado esta mañana Teresa Sánchez Sánchez, decana de la Facultad de Psicología de la UPSA, durante su ponencia en la 52ª Semana de Vida Consagrada, que este año lleva por lema ‘Entretejer itinerarios de esperanza’.



‘¿Crisis de sentido? Cargados de desesperanzas mientras Dios parece ausente’ ha sido el título de la ponencia de Sánchez, en la que la profesora ha detallado las razones de la crisis de sentido actual, entre las que señal que el hombre ha perdido la subjetividad, la saturación y la angustia, la inmanencia presentista y la nostalgia de absoluto, el consumismo que nos consume, la idolización de lo inane, la melancolización, la imposibilidad de renunciamiento o la ilusión de autoengendramiento.

Retrato robot “pesimista” de la sociedad

Durante su alocución, en la que ha hecho una radiografía de la sociedad actual citando desde el reciente y creciente debate sobre la maternidad subrogada al auge de Instagram –”la obligación de ser felices o parecerlo y la condena a la rueda de ver y ser vistos”–, Sánchez se ha preguntado si podemos estar hablando de una mutación antropológica.

“Soy consciente de que el retrato robot de la sociedad que hago quizá sea pesimista y tenebroso”, ha dicho casi al término de su intervención. Entonces, ¿cómo salir de la desesperanza? “En quienes no forman parte de ese retrato es en quienes radica la esperanza”, ha afirmado Sánchez.

52 Semana Nacional Vida Consagrada

Frente a ello ha propuesto un camino de esperanza en dos vertientes: para el reencuentro con Dios –silencio, instrospección, anonadamiento y eternidad– y para el reencuentro con los hombres –ternura, confianza, empatía, altruismo generativo, bondad y compromiso, entre otros–.

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