Así explica el papa Francisco la relación entre la Cuaresma y la sinodalidad

El papa Francisco ha dedicado su mensaje para la Cuaresma 2023 a reflexionar sobre la relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal. Titulado ‘Ascesis cuaresmal, un camino sinodal’, el Pontífice, guiado por el evangelio de la Transfiguración, propone dos caminos a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.



Jorge Mario Bergoglio comienza recordando que “en este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a ‘subir a un monte elevado’ junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis”.

Según señala Francisco, “la ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades”.

Y agrega: “Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar”.

“Nuestro camino cuaresmal es sinodal”

Como recalca el Papa, “a Jesús hemos de seguirlo juntos. Nuestro camino cuaresmal es ‘sinodal’, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. Sabemos, de hecho, que Él mismo es el Camino y, por eso, tanto en el itinerario litúrgico como en el del Sínodo, la Iglesia no hace sino entrar cada vez más plena y profundamente en el misterio de Cristo Salvador”.

Bergoglio advierte que, “como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena”.

Y añade: “También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino”.

El Pontífice recuerda que “el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada”.

“El camino ascético cuaresmal –continúa–, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos ‘caminos’ a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta”.

Dos caminos

  1. Escuchar a Jesús: “La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. Además, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. Pero quisiera añadir también otro aspecto, muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia”.
  2. No refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas: “La Cuaresma está orientada a la Pascua. El camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades”.

El Papa concluye su mensaje deseando que “el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones”.

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