Despedida al cardenal Pell: un “hombre de Dios” cuyos últimos años “estuvieron marcados por una condena injusta”

La homilía del funeral ha sido pronunciada por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio

Este sábado se ha celebrado en la basílica de San Pedro el funeral del cardenal George Pell, prefecto emérito de la Secretaría de Economía, fallecido el pasado 10 de enero a los 81 años a causa de una complicación de su operación de cadera.



La homilía del funeral, tal como recoge Vatican News, ha estado a cargo del cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. “El cierre inesperado de la existencia del cardenal Georg Pell nos tomó a todos por sorpresa”, ha reconocido Re. “Estuvo presente con nosotros para concelebrar la misa del funeral del Papa emérito Benedicto XVI en el atrio de esta basílica y, a pesar de sus 81 años, parecía gozar de buena salud”.

“En nuestro corazón sólo cabe la esperanza, porque, como nos advierte San Agustín, basados ​​en una verdadera promesa, esperamos que de esta vida, de la que habrá que emigrar, y de la que, sin perderlos, nosotros unos compañeros de nuestra peregrinación, llegaremos a esa vida, donde nos serán mucho más queridos y conocidos y podremos amarlos sin temor a que nos dejen”, ha añadido el purpurado.

Difíciles últimos años

Asimismo, el cardenal Re ha recordado que los últimos años de la vida del cardenal Pell “estuvieron marcados por una condena injusta y dolorosa”. “En junio de 2017 fue acusado de abuso sexual en Australia y la conclusión del juicio fue una pena de prisión”, ha dicho. “El cardenal Pell pasó 404 días en una celda en dos prisiones de máxima seguridad, en Melbourne y luego en Barwon, incluso con un período de confinamiento solitario, hasta que en abril de 2020 el Tribunal Superior de Australia lo absolvió con un fallo de inocencia total”, ha explicado.

Esta, ha señalado Re, “fue una experiencia de gran sufrimiento soportada con confianza en el juicio de Dios, dando ejemplo de cómo aceptar incluso los castigos injustos con dignidad y paz interior. La fe y la oración le fueron de gran consuelo y apoyo en esta triste historia”. “Para dar a conocer cuánto ayudan la fe y la oración en los momentos difíciles de la vida y también para ser de apoyo a los que deben sufrir injustamente publicó el diario de sus largos días en prisión”, ha añadido.

“Pell fue un hombre de Dios y un hombre de Iglesia que se caracterizó por una fe profunda y una gran solidez de doctrina, que defendió siempre sin vacilaciones y con valentía, preocupándose únicamente de ser fiel a Cristo, entristecido por el debilitamiento de la fe en el mundo occidental y la crisis moral de la familia”, ha concluido Re.

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