Benedicto XVI celebra la misa durante su enfermedad

Benedicto XVI “está sereno, extremadamente sereno”. Es lo que publican medios alemanes como Bild citando fuentes del entorno del papa emérito y que han podido entrar estos días en el monasterio Mater Ecclesiae, en un rincón de los jardines vaticanos. La agencia Vativisión recoge que el pontífice alemán está viviendo su enfermedad en su habitación en la primera planta de este antiguo convento.



Crece la familia pontificia

Además, relata que en estos días Ratzinger sigue la misa y para la concelebración usa el alba y se coloca una estola sobre los hombros. Allí es atendido por su secretario, el arzobispo Georg Gänswein, así como por las cuatro mujeres de la asociación Memores Domini de Comunión y Liberación que le han acompañado durante su pontificado –Carmela, Loredana, Cristina e Rossella–; a las que se unen la veterana secretaria Birgit Wansing, que reside en una comunidad de Schoenstatt en Roma– y la religiosa austriaca sor Christine Felder, amiga de los Ratzinger desde hace décadas, como ha contado el periodista Massimo Franco en el libro ‘Il Monastero’ (Solferino, 2022).

A esta ‘familia pontificia’ se han sumado de forma continuada estos días el doctor Patrizio Polisca, experto cardiólogo italiano y médico personal de Ratzinger desde 2009; así como un enfermero, el sacerdote de la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios, fray Eligio. Amigos del papa emérito y los sanitarios siguen de cerca toda la evolución en el monasterio Mater Ecclesiae, en el que Benedicto XVI tiene todo lo necesario para recibir los cuidados que precise. Y es que, destaca el medio alemán, “el Papa emérito Benedicto XVI no quiere ser trasladado al hospital, a pesar de estar gravemente enfermo”.

Grave, pero estable

Más allá de estos detalles, el Vaticano ha confirmado oficialmente que “el Papa emérito pudo descansar bien anoche, está absolutamente lúcido y alerta” este jueves, 29 de diciembre. “Aunque su estado sigue siendo grave, la situación en este momento es estable”, seguía la declaración del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, junto al ruego de que “el papa Francisco renueva su invitación a rezar por él y a acompañarle en estas horas difíciles”.

Antes del comunicado de este 29 de diciembre, fuentes cercanas al entorno de Ratzinger señalaban que “la situación no ha cambiado respecto a ayer”, algo que confirmó Vida Nueva a través de la información que está facilitando el arzobispo Georg Gänswein, secretario del pontífice emérito. Informaciones que comenzaron a circular después de que el papa Francisco al final de la audiencia general de este miércoles, 28 de diciembre, sorprendió a los presentes pidiendo “una oración especial por el papa emérito Benedicto que, en el silencio, está sosteniendo a la Iglesia”. Francisco había destacado que, “recordémoslo, está muy enfermo” y pidió “al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”. Tras estas palabras el propio pontífice acudió al monasterio Mater Ecclesia a saludar a Ratzinger.

Una petición de oración

Al paso de esta petición de oraciones tuvo que salir el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, con una declaración ese mismo 28 de diciembre en la que confirmó que “en las últimas horas se ha producido un agravamiento debido al avance de la edad”. Si bien, añadió, “de momento, la situación sigue bajo control, vigilada constantemente por los médicos”.

Y es que Benedicto XVI, a sus 95 años, tendría algunos “problemas respiratorios” que se han agravado precisamente desde poco antes de la Navidad, según ha publicado la agencia Ansa. Tras la misa de Navidad, que Benedicto XVI celebró con su ‘familia pontificia’, el secretario personal del Papa emérito, el arzobispo alemán Georg Gänswein, partió rumbo a su país natal para pasar unos días de vacaciones. Unos días de asueto que interrumpió precipitadamente ese mismo día para volver a Roma tras el “agravamiento”, según el primer comunicado del Vaticano, de la salud de Ratzinger. Vida Nueva ha podido confirmar, además, que Gänswein ha ratificado que el pontífice emérito “está estable dentro de la gravedad”.

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