“Hoy, 12 de diciembre, se inicia en el continente americano la Novena Intercontinental Guadalupana, camino que prepara a la celebración del V Centenario del Acontecimiento Guadalupano en 2031. Exhorto, a todos los miembros de la Iglesia que peregrina en América, pastores y fieles, a participar en este camino celebrativo. Pero, por favor, que lo hagan con verdadero espíritu guadalupano”. Así ha expresado el papa Francisco, durante su homilía en la misa por la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, su preocupación por la politización, en los últimos tiempos, de la figura de la patrona de América.
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“Me preocupan las propuestas de tinte ideológico-cultural de diverso signo, que quieren apropiarse del encuentro de un pueblo con su Madre, que quieren desmestizar, maquillar a la Madre”, ha dicho el Papa argentino. “Por favor, no permitamos que el mensaje se destile en pautas mundanas e ideológicas. El mensaje es simple, es tierno: ‘¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?’. Y a la Madre no se la ideologiza”.
Asimismo, el Papa ha manifestado que, a lo largo de la historia, “nuestro Dios no deja de asomarse a nuestro mundo, necesitado, herido, ansioso, para asistirlo con su compasión y su misericordia”, y “su manera de intervenir, de manifestarse, siempre nos sorprende y nos llena de placer”.
Y, al igual que cuando “se cumplió el tiempo”, Dios envió a su hijo al mundo a través de María, “algo así, con este estilo, sucedió hace casi cinco siglos, en ese momento complicado y difícil para los habitantes del nuevo mundo, el Señor quiso transformar la conmoción que suscitó el encuentro entre dos mundos diversos en recuperación de sentido en recuperación de dignidad, en apertura al Evangelio, transformarla en encuentro”.
Al encuentro de sus hijos
Lo hizo, en aquel momento, “enviando a María, su Madre”, y así llegó “a las benditas tierras de América nuestra Señora de Guadalupe, que vino para consolar, para atender las necesidades de los más pequeños, sin excluir a nadie, para arroparlos como madre solícita con su presencia, su amor y su consuelo. Es nuestra Madre mestiza”.
“Este año”, ha señalado el Papa, “celebramos Guadalupe en un momento difícil para la humanidad. Es un período amargo, repleto de fragores de guerra, crecientes injusticias, carestías, pobreza, sufrimiento. Hay hambre. Y aunque este horizonte aparezca sombrío y desconcertante, con presagios de mayor destrucción y desolación, todavía la fe, el amor y la condescendencia divinas nos enseñan y nos dicen que también este es un tiempo propicio de salvación, en el que el Señor, a través de la Virgen Madre mestiza, sigue dándonos a su Hijo”.
“Ella vino para acompañar al pueblo americano en este camino tan duro de pobreza, explotación, colonialismos socio-económicos y culturales”, ha apostillado. “Ella está en medio de las caravanas que buscando libertades caminan hacia el norte. Ella está en medio de ese pueblo americano amenazado en su identidad por un paganismo salvaje y explotador, herido por la predicación activa de un ateísmo práctico y pragmático. Y Ella está allí. “Soy tu Madre”, nos dice. La Madre del amor por quien se vive”.