España, según el papa Francisco: suspenso en solidaridad y sobresaliente en relaciones intergeneracionales

La Universidad Pontificia Comillas crea el Índice de Cultura del Encuentro que mide los valores, prácticas y condiciones estructurales del país a la luz del magisterio de Jorge Mario Bergoglio

El Índice de Cultura del Encuentro (ICE) de la sociedad española da un aprobado raspado: 5,69. El ‘Informe España 2022’, elaborado por la Cátedra Martín Patino de la Cultura del Encuentro de la Universidad Pontificia Comillas y presentado el pasado 23 de noviembre en Madrid, recoge este indicador sintético construido principalmente a partir de datos primarios, de una encuesta ‘ad hoc’ bianual, y contando también con algunos datos secundarios, tomados de fuentes nacionales e internacionales para analizar periódicamente el nivel de desarrollo de la cultura del encuentro en nuestro país. Las dimensiones a partir de las cuales se construye el índice de la cultura del encuentro se agrupan en tres ejes fundamentales: valores, prácticas individuales y sociales, e indicadores que describen las condiciones estructurales.



En concreto, en el apartado de valores –que recoge variables como confianza en personas e instituciones, honradez, reciprocidad, seguridad, tolerancia y respeto, percepción de la diversidad, perspectiva de género, valores intergeneracionales, valor de lo público y desarrollo sostenible– es donde el aprobado se aleja un poco más del cinco: 6,24. Sin embargo, en prácticas –conductas solidarias, vínculos sociales, aceptación de la diversidad, compromiso con lo público, consumo responsable y movilidad, y honestidad– la nota cae hasta el 5,28.

La calificación solo mejora ligeramente en lo que a condiciones estructurales se refiere –contexto urbano, calidad de vida, desempleo, pobreza y desigualdad–, alcanzando el 5,58. Solo hay cinco variables en las que suspendemos como país: honradez (4,26), desarrollo sostenible (3,77), pobreza (2,67), compromiso con lo público (2,41) y conductas solidarias (0,91). Por contra, solo un sobresaliente: un 9,03 en relaciones intergeneracionales.

Durante la presentación del Informe, el profesor de Comillas Sebastián Mora –autor del capítulo relativo a la cultura del encuentro junto a los también profesores de la misma universidad Antonio López-Ruiz y Agustín Blanco, y el profesor de la UNED Francisco Lorenzo– recalcó que “ya la Fundación Encuentro, origen de la Cátedra, se puso en sus inicios ese objetivo de rescatar la cultura del encuentro, del debate y de los consensos. En una España rota, José María Martín Patino y sus primeros colaboradores lucharon de una manera intensa por generar espacios de encuentro. Esa fue la misión”. Por ello, considera que “en estos momentos de la historia, saber rescatar ese principio misional para la Cátedra era un ejercicio de responsabilidad y una obligación con la memoria del proyecto de Martín Patino y con la España que surge después de la Dictadura”.

Las mujeres, al frente

Según Mora, nos queda mucho camino por recorrer como país en lo que a cultura del encuentro se refiere. Tal y como muestran los primeros datos, la variable que más incide con una cultura del encuentro alta, tiene que ver con el nivel educativo: con un recorrido educativo mayor, más cultura del encuentro. Por otro lado, la diferencia no se da entre niveles de edad o entre población española o migrante, “lo que demuestra que si seguimos acompañando la integración podemos ser un modelo en Europa”, apostilló.

La principal diferencia es de género, pues “las mujeres generan mucha más cultura del encuentro que los hombres”, recalcó. Releyendo las conclusiones, también señaló que las personas mayores suspenden en todo lo relativo a la sostenibilidad y el reconocimiento de la diversidad, temas en los que los jóvenes llevan ventaja. Eso sí, hizo hincapié en que “es imposible una cultura en el encuentro cuando la valoración de la diversidad es positiva pero la exclusión social de parte de esa sociedad es intolerable”.

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