Argentina: misa de apertura en el plenario de obispos

  • Fue presidida por el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea
  • Pidió cuidarse de no ser un obstáculo para seguir caminando y avanzando

Comenzó la 121° Asamblea Plenaria del episcopado argentino con la presencia de más de 100 obispos provenientes de las distintas diócesis del país. Durante la primera sesión, los obispos tuvieron un intercambio sobre la realidad pastoral de las regiones eclesiásticas.



Más tarde, se celebró la misa de inicio presidida por su titular, Oscar Ojea, y los vicepresidentes de la Comisión Ejecutiva, Marcelo Colombo y Carlos Aspiroz Costa, arzobispos de Mendoza y Bahía Blanca, respectivamente.

“Cuidarse de ser obstáculo”

Después de escuchar el Evangelio, Ojea mencionó el tema del escándalo y la necesidad de no provocarlo. Por eso, invitó a sus hermanos a “cuidarse mucho de no ser obstáculo para que los demás puedan seguir caminando y avanzando en su camino de maduración humana y cristiana”.

Expresó que la pandemia ha dejado en el mundo grandes desequilibrios y rupturas. La Iglesia, en su proceso sinodal, contribuye a la construcción de la unidad en un mundo colmado de desencuentros para sanar las heridas de la violencia y los enfrentamientos. Aseguró que, en este tiempo, preocupan las “hondas fracturas en el cuerpo social”.

El obispo de San Isidro apostó a afianzar la identidad que “se construye por pertenencia, nace del enamoramiento que nos impulsa a identificarnos con el Amado y su ideal”. La Iglesia puede ofrecer, desde su experiencia sinodal, un espacio donde el pueblo puede necesita ser escuchado, que es lo que las personas y la sociedad esperan de ella. 

“La piedra en el zapato”

El presidente de la CEA aludió al clericalismo y expresó que “con su lógica de privilegios ha sido una gran piedra en el zapato para el cuerpo eclesial de la Iglesia. El Papa no se cansa de señalar este mal”. 

Agregó que la división en la que vivimos y el clericalismo se desarman con una escucha que tenga un ferviente deseo de entender y discernir en un diálogo sincero que el Espíritu Santo le dice a la Iglesia. Como pastores que presiden la comunidad es importante albergar en el corazón las realidades que duelen, en lugar de rechazarlas. En este tiempo en el que muchos critican a la Iglesia, “podemos ser hospitalarios con las personas y buscar la comunión”, expresó Ojea.

Tomó como imagen el exilio para señalar que, ante el cambio de época, muchas veces quedamos atónitos y paralizados, no se encuentra un camino y un modo de ser y estar en esta nueva situación. El peligro está en mantener la defensiva, encerrarse y no escuchar. La imagen que propone el documento sinodal es la de la tienda: “vivir la escucha como una verdadera acogida. Abrir y no cerrar es el camino de la identidad eclesial. Es lo propio de una Iglesia en salida que busca penetrar la nueva cultura con la frescura del evangelio”.

La situación del país

Pidió hacer suya la oración de los apóstoles: “Señor, auméntanos la fe”. Ante la situación planteada en la tarde donde analizaron la situación del país y el acompañamiento pastoral expresó que sin la fe es imposible mirar y entender esa realidad. “Como pastores tenemos que ser garantes de lo que se espera… tenemos que hablar del Señor y de su mensaje, pero la fe tiene que ser transmitida a través de nuestra presencia ya que nuestra cercanía es el principal instrumento evangelizador”, aseguró.

El titular del episcopado resaltó que, frente a un panorama lleno de contradicciones fueron testigos de la fe del pueblo que ha peregrinado a los santuarios de todo el país: Catamarca, Salta, en Itatí (Corrientes), en San Nicolás, en Luján,  y tantos otros rincones de la patria, y Dios nos habla a través de la fe de nuestro pueblo. “Hemos vivido una hermosa ocasión de admirarnos con Jesús de la fe de tantos hermanos y hermanas que en medio de muchos sufrimientos personales y sociales nos enseñan a mirar por encima de tantas opciones que desdibujan nuestra identidad cristiana más profunda”.

Finalmente, el obispo pidió dejarse interpelar por la voz de Dios, a través de un oración intensa, la escucha decidida, el discernimiento comunitario y el diálogo sincero entre los pares. Y destacó las palabras del cardenal Eduardo Pironio: Cuando uno se siente pobre Dios se hace cercano e íntimo”, a la vez que pidió a María, Medianera de todas las gracias, que puedan crecer en esperanza y ser fieles a su vocación. 

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